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SUDÁFRICA MINEROS

Los mineros sudafricanos aceptan oferta salarial y acaban la huelga de Marikana

Mineros de la mina Anglo Platinum, en el noroeste de Sudáfrica, en huelga desde agosto, y que ha costado la vida a 45 personas. EFE/Archivo
Mineros de la mina Anglo Platinum, en el noroeste de Sudáfrica, en huelga desde agosto, y que ha costado la vida a 45 personas. EFE/ArchivoEFE

Los huelguistas se reunieron hoy en el estadio de fútbol de Marikana y aceptaron en asamblea una nueva nómina de algo más 10.900 rands (unos 1.300 dólares o mil euros), informó hoy la televisión privada sudafricana E-News.

Los trabajadores accedieron a un aumento salarial del 22 por ciento de sus sueldos, por debajo de sus primeras demandas, que triplicaban su retribución actual.

"Los mineros están muy contentos y consideran que ha sido una victoria, por lo que van a regresar al trabajo el jueves", afirmó a la web News24 el obispo Jo Seoka, presidente de Consejo de Iglesias de Sudáfrica (SACC), que agrupa a las congregaciones cristianas del país, y que ha mediado en el conflicto laboral.

El acuerdo entre la compañía británica Lonmin y los trabajadores pone fin a una larga y sangrienta huelga en la que han muerto 45 personas, 34 de ellas por disparos de la Policía tras una protesta el pasado 16 de agosto.

La protesta se extendió por otras explotaciones de los alrededores de Johannesburgo, comarca en la que se encuentra la mina de Lonmin, y llevó al presidente de Sudáfrica, Jacob Zuma, a alertar de una posible recesión por el impacto en el sector metalúrgico del país.

El fin de semana pasado, el Gobierno de Sudáfrica desplegó a la Policía y al Ejército en la zona para impedir reuniones ilegales, incautar armas y realizar numerosas detenciones con el fin de atajar la revuelta minera.

La masacre de los 34 mineros a manos de las fuerzas de seguridad hizo revivir a Sudáfrica los episodios más violentos del apartheid, el régimen de segregación racial impuesto por la minoría blanca sudafricana hasta 1994.

La crisis de Marikana ha puesto de manifiesto las enormes diferencias y desigualdades que Sudáfrica heredó del apartheid, donde una gran parte de la población negra continúa privada de servicios básicos y excluida del crecimiento de una de las principales economías emergentes del planeta.

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