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Alemania redobla su apuesta contra el modelo de unión bancaria

Barroso presenta su plan para convertir el BCE en el supervisor de la Eurozona

Luis Doncel
El ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schäeuble
El ministro alemán de Finanzas, Wolfgang SchäeubleKAY NIETFELD (EFE)

Tan solo unas horas antes de que el presidente de la Comisión Europea presente su propuesta de unión bancaria, Alemania ha vuelto a dejar claro que pondrá todas las piedras en el camino que considere necesarias. José Manuel Durão Barroso ha elegido un momento tan simbólico como el discurso sobre el estado de la Unión para dar a conocer hoy sus planes de convertir al Banco Central Europeo (BCE) en el supervisor de las 6.000 entidades financieras de la Eurozona. Pero la propuesta, que deberá contar con el visto bueno del Consejo Europeo, promete toparse con la oposición de Berlín. El ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schäuble, reiteró ayer su negativa a que el BCE asuma tanto poder, algo que considera “fuera de la realidad”. “Soluciones aparentemente precipitadas no nos serán de ayuda”, aseguró.

Alemania prefiere que el organismo que preside Mario Draghi controle solo a las entidades más importantes, sobre todo para dejar a sus cajas regionales bajo el paraguas del supervisor nacional. Pero la Comisión insiste en que el BCE debe hacerse cargo de todas las entidades.

Según la propuesta que la Comisión aprobó ayer por unanimidad, el BCE irá asumiendo poderes de forma gradual. Si estos planes salen adelante, el próximo 1 de enero los hombres de Draghi supervisarán a un grupo de entidades, principalmente las que han recibido ayudas públicas. El Eurobanco ampliaría el foco a partir del 1 de julio, cuando ya tendría plenos poderes sobre las entidades más importantes; para culminar el proceso a principios de 2014, momento en el que el nuevo supervisor común ya cubriría a todo el sector. Los 17 organismos nacionales que ahora se encargan de esta tarea quedarían relegados a seguir el día a día de las entidades y a aportar su información y experiencia al BCE.

El súper BCE que emergerá de esta reforma tendrá plenos poderes para conceder y retirar la ficha bancaria a las entidades; evaluará compras y ventas de capital importantes en las entidades; podrá exigir a los bancos que aumenten su capital si detecta riesgos, y asesorará junto con la Comisión sobre recapitalizaciones con dinero público.

Bruselas quiere separar las tareas de supervisión de la liquidación de entidades que pongan en riesgo la estabilidad financiera, pero mientras llega el organismo de resolución, el BCE podrá decidir de acuerdo con las autoridades nacionales el cierre de bancos.

Control democrático sobre el BCE

Todo poder conlleva una obligación de rendir cuentas, por lo que la Comisión quiere reforzar el control democrático sobre el BCE, que recaerá en el Parlamento Europeo y en los Gobiernos. Para diferenciar las tareas de supervisión de la política monetaria, se creará un consejo de supervisión y el presidente de este nuevo órgano deberá presentar un informe anual ante el Parlamento y el Eurogrupo.

Otro punto conflictivo es el papel que desempeñará en el futuro la autoridad bancaria europea (EBA). Ante los temores de Reino Unido y otros países miembros de la UE pero no del euro, la Comisión insiste en que la EBA mantendrá la capacidad de fijar reglas aplicables a los Veintisiete y fomentar la convergencia de las prácticas de supervisión en toda la UE.

El ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García Margallo, de visita en el Parlamento Europeo, señaló que la unión bancaria es parte de la primera fase que la UE debe emprender si no quiere “ahogarse en la globalización”. La solidaridad entre socios es imprescindible, dijo Margallo, que apuntó como objetivo final la creación de eurobonos como un mecanismo para premiar a aquellos Estados comprometidos con la disciplina fiscal.

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Sobre la firma

Luis Doncel
Es jefe de sección de Internacional. Antes fue jefe de sección de Economía y corresponsal en Berlín y Bruselas. Desde 2007 ha cubierto la crisis inmobiliaria y del euro, el rescate a España y los efectos en Alemania de la crisis migratoria de 2015, además de eventos internacionales como tres elecciones alemanas o reuniones del FMI y el BCE.

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