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La UE concede un año más a Portugal para ajustar el déficit

Lisboa tendrá que ahorrar casi 5.000 millones más para reducir su desviación Debe bajar su desajuste presupuestario al 4,5% en 2013 Passos Coelho ya anunció una rebaja de salarios

Antonio Jiménez Barca
El ministro de Finanzas, Vitor Gaspar.
El ministro de Finanzas, Vitor Gaspar.JOSE SENA GOULAO (EFE)

Portugal, sumida en una recesión del 3% del PIB y aquejada de un paro galopante que ya supera el 15%, contará con un año más para conseguir los objetivos de déficit previstos. La UE concede así un vital balón de oxígeno a una economía estancada y a una población estrangulada por los recortes. De cualquier modo, el ministro de Finanzas, Vitor Gaspar, encargado de presentar la noticia este martes, un día después de que terminara la quinta visita de los representantes de la troika a Lisboa, se ha cuidado de señalar que las medidas de austeridad que atenazan a los portugueses y de contención del gasto no van a suavizarse. Al contrario. Se van a intensificar, como ya quedó claro el viernes pasado cuando el primer ministro, el conservador Pedro Passos Coelho, anunció una bajada general de salarios.

El objetivo de déficit para este año de Portugal era del 4,5%. Hacía meses que economistas y comentaristas especializados avisaban de que era imposible lograrlo. Gaspar confesó que tenían razón. Portugal acabará 2012 con un déficit en torno al 5%. Y la cifra prevista para el año que viene, el 3%, también es inalcanzable, por lo que la UE permitirá a Portugal acabar 2013 con un 4,5%. Gaspar admitió —como también ha admitido la troika en su informe— que las previsiones del Gobierno de ingresos fiscales fallaron. Se recaudó menos de lo calculado, tanto en impuestos directos como en indirectos. El ministro de las Finanzas lo achacó a la caída brutal del consumo y sobre todo a las incertezas exteriores que rodean (y afectan) a Portugal. Entre ellas, el ministro citó la crisis de deuda de la zona euro y en especial a España, “principal socio económico portugués”.

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Así, la salida del largo túnel en el que día a día se internan los portugueses, cuyo recorrido empezó hace un año y medio, está lejos. Gaspar anunció hace un año que en diciembre de 2012 todo comenzaría a cambiar y dejarían de venir mal dadas. No ha sido así y no será. El ministro de Finanzas calcula que el año que viene Portugal reculará aún un 1% y que el desempleo llegará al 16%.

De manera que ni siquiera alcanzar el 4,5% de déficit para el año que viene será sencillo. Para conseguirlo, es necesario que el Estado portugués ahorre 4.900 millones de euros más que este año. Gaspar fue claro: “La situación es difícil y peligrosa. Hay riesgos catastróficos”. Para lograr ese monumental ahorro, el Gobierno portugués aplica más raciones de la misma receta de austeridad, muy en su papel de alumno ejemplar de la doctrina recortadora en Europa: además de la rebaja global de salarios anunciada el viernes por Passos Coelho, se modificarán varios tramos de la tributación del impuesto de la renta a fin de aumentar la recaudación, se aplicarán más recortes en los ministerios, incluidos los de Educación y los de Sanidad, y van a ser más duros y exigentes los criterios para cobrar los subsidios sociales y de desempleo. También se van a gravar más las transacciones de capital y se van a subir los impuestos a los que tienen inmuebles en Portugal por valor de más de 1 millón de euros. Todo esto se suma a lo que ya existe: los funcionarios y los pensionistas vieron hace meses cómo desaparecían las pagas extras, el IVA subió al 23% y, entre otras tasas, los portugueses contemplaron cómo, desde el 1 de enero, ir a urgencias cuesta 20 euros por cada visita.

El informe de la troika, el quinto desde que en abril de 2011 el BCE, el FMI y la UE rescataran al país de la bancarrota con 78.000 millones de euros, avala las cuentas portuguesas, asegura que todo “va por buen camino, en términos generales” a pesar de “los malos vientos externos”, pero advierte de que Portugal “deberá seguir haciendo esfuerzos de consolidación presupuestaria”, un eufemismo que en la calle se traduce por más recortes y más ajustes.

La oposición reaccionó en bloque contra estas medidas. Tanto el Partido Socialista portugués (PS), como el Bloque de Izquierda, como los sindicatos o el Partido Comunista, simplemente, han recordado en los últimos días —y han vuelto a recordar— que, a su juicio, la táctica empleada por un Gobierno, que acepta de buen grado y con convicción el tutelaje y las recomendaciones de la troika, ha fracasado, va a seguir fracasando y conduce al país al desastre, a la anemia económica y a un círculo vicioso de pobreza insalvable.

Por su parte, Bruselas alaba las reformas y recortes de Portugal, y la anima a continuar aplicando “todos los aspectos del programa [es decir, los tijeretazos] con la misma determinación en los próximos meses”, explicó el vicepresidete de la Comisión Olli Rehn. “Esta prórroga (...) es una prueba más de la credibilidad reforzada de Portugal”, dijo Rehn, informa desde Bruselas Claudi Pérez.

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Sobre la firma

Antonio Jiménez Barca
Es reportero de EL PAÍS y escritor. Fue corresponsal en París, Lisboa y São Paulo. También subdirector de Fin de semana. Ha escrito dos novelas, 'Deudas pendientes' (Premio Novela Negra de Gijón), y 'La botella del náufrago', y un libro de no ficción ('Así fue la dictadura'), firmado junto a su compañero y amigo Pablo Ordaz.

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