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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Una red de soluciones mundiales

Debemos actuar para salvar el planeta de una catástrofe medioambiental introducida por el hombre

Los grandes cambios sociales se producen de varias formas. Un avance tecnológico —máquina de vapor, computadoras, Internet— puede desempeñar un papel destacado. Los visionarios —como, por ejemplo, Mahatma Gandhi, Martin Luther King y Nelson Mandela— pueden inspirar una exigencia de justicia. Los dirigentes políticos pueden encabezar un amplio movimiento de reforma, como Franklin Roosevelt y el New Deal.

Nuestra generación necesita urgentemente espolear otra era de grandes cambios sociales. Esta vez debemos actuar para salvar el planeta de una catástrofe medioambiental inducida por el hombre.

Cada uno de nosotros siente esa amenaza casi diariamente. Olas de calor, sequías, inundaciones, incendios forestales, glaciares que retroceden, ríos contaminados y tormentas extremas azotan el planeta a un ritmo que aumenta dramáticamente a consecuencia de las actividades humanas. Nuestra economía mundial de 70 billones de dólares al año está sometiendo el medio ambiente natural a presiones sin precedentes. Vamos a necesitar unas tecnologías, unos comportamientos y una ética nuevos, apoyados en pruebas sólidas, para conciliar un mayor desarrollo económico con la sostenibilidad medioambiental.

El secretario general de Naciones Unidas, Ban Ki-moon, está afrontando esa amenaza sin precedentes desde su excepcional posición en la encrucijada de la política y la sociedad mundiales. En el nivel político, Naciones Unidas es el punto de reunión de 193 Estados miembros para negociar y crear legislación internacional, como en el caso del importante tratado sobre el cambio climático aprobado en la Cumbre de la Tierra, celebrada en Río de Janeiro en 1992. En el nivel de la sociedad mundial, la ONU representa a los ciudadanos del mundo, “nosotros, los pueblos”, como se dice en la Carta de Naciones Unidas. En el nivel de la sociedad, la ONU se ocupa de los derechos y responsabilidades de todos nosotros, incluidas las generaciones futuras.

En los dos últimos decenios, los Gobiernos han carecido de soluciones para las amenazas medioambientales. Los políticos no han aplicado adecuadamente los tratados aprobados en la Cumbre de la Tierra de 1992. Ban sabe que la adopción de medidas gubernamentales contundentes sigue revistiendo importancia decisiva, pero también reconoce que la sociedad civil debe desempeñar también un papel mayor, sobre todo porque demasiados Gobiernos y políticos están vinculados a intereses creados y demasiados pocos políticos piensan en horizontes temporales que superen las próximas elecciones.

Las megaciudades actuales afrontan peligrosas olas de calor, niveles del mar en aumento, tormentas extremas, congestiones angustiosas y contaminación de aire y agua

Para habilitar a la sociedad mundial a fin de que actúe, Ban ha lanzado una nueva y audaz iniciativa mundial, a la que agradezco poder incorporarme voluntariamente. La Red de Soluciones para el Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas es una potente operación para movilizar el conocimiento general para salvar el planeta. La idea consiste en recurrir a las redes mundiales de conocimiento y acción para determinar y demostrar nuevos planteamientos de vanguardia para el desarrollo sostenible en todo el mundo. La red colaborará con los Gobiernos, los organismos de la ONU, las organizaciones de la sociedad civil y el sector privado y les prestará apoyo.

La humanidad necesita aprender nuevas formas de producir y utilizar una energía con reducidas emisiones de carbono, producir alimentos de forma sostenible, construir ciudades habitables y gestionar los bienes comunales de los océanos, la diversidad biológica y la atmósfera, pero el tiempo resulta cada vez más escaso.

Las megaciudades actuales, por ejemplo, ya tienen que afrontar peligrosas olas de calor, niveles del mar en aumento, más tormentas extremas, congestiones angustiosas y la contaminación del aire y del agua. Las regiones agrícolas ya necesitan volverse más resistentes frente a una inestabilidad climática mayor y, cuando una región en una parte del mundo idee una forma mejor de gestionar su transporte, sus necesidades energéticas, su abastecimiento de agua o de alimentos, esos éxitos deben pasar rápidamente a formar parte de la base mundial de conocimientos, lo que permitirá a otras regiones beneficiarse también de ellos rápidamente.

A las universidades corresponde un papel especial en la nueva red de conocimientos de la ONU. Hace exactamente 150 años, en 1862, Abraham Lincoln creó, mediante donaciones de terrenos, universidades en EE UU para ayudar a las comunidades locales a mejorar la agricultura y la calidad de vida gracias a la ciencia. Actualmente necesitamos universidades en todas las partes del mundo para ayudar a sus sociedades a afrontar los imperativos de la reducción de la pobreza, la energía limpia, el abastecimiento sostenible de alimentos y todo lo demás. Al interconectarse y ofrecer sus planes de estudios en línea, las universidades del mundo pueden llegar a ser aún más eficaces a fin de descubrir y promover soluciones para problemas complejos basadas en la ciencia.

Debemos empezar a reinventar nuestros sistemas productivos ahora

Al sector empresarial del mundo corresponde también un papel importante en el desarrollo sostenible. Ahora bien, el sector empresarial tiene dos caras. Es el depositario de tecnologías sostenibles de vanguardia, investigación e innovación avanzadas, gestión de primera categoría y posiciones destacadas en materia de sostenibilidad medioambiental, pero al mismo tiempo el sector empresarial ejerce presiones enérgicas para desactivar las reglamentaciones medioambientales, reducir al máximo los tipos del impuesto de sociedades y eludir su responsabilidad en la destrucción del medio ambiente. A veces una misma empresa actúa en los dos lados de la divisoria.

Necesitamos urgentemente que las empresas con amplitud de miras se adhieran a la Red de Soluciones para el Desarrollo Sostenible. Dichas empresas están en condiciones excepcionales para plasmar las nuevas ideas y tecnologías en proyectos de demostración de fase temprana, con lo que se acelerarán los ciclos mundiales de aprendizaje. Igualmente importante es la necesidad de una masa crítica de dirigentes empresariales respetados que presione a sus homólogos para que cesen el cabildeo y la financiación de campañas antimedioambientales que explican la inacción de los Gobiernos.

El desarrollo sostenible es un imperativo generacional, no una tarea a corto plazo. La reinvención de los sistemas energético, alimentario, de transporte y de otras índoles requerirá decenios, no años, pero, aunque dicho imperativo sea a largo plazo, no debe hacernos caer en la inacción. Debemos empezar a reinventar nuestros sistemas productivos ahora, precisamente porque el camino del cambio va a ser tan largo y los peligros medioambientales son ya tan apremiantes.

En la Cumbre de Río+20, celebrada el pasado mes de junio, los Gobiernos del mundo acordaron y aprobaron un nuevo conjunto de objetivos sobre el desarrollo sostenible para el periodo posterior a 2015 a fin de completar el éxito de los objetivos de desarrollo del milenio en la reducción de la pobreza, del hambre y de la enfermedad. En la época posterior a 2015, la lucha contra la pobreza y la lucha para proteger el medio ambiente irán a la par y se fortalecerán mutuamente. El secretario general, Ban Ki-moon, ya ha iniciado varios procesos mundiales para contribuir a la fijación de los nuevos objetivos con vistas al periodo posterior a 2015 de forma abierta, participativa y basada en el conocimiento.

Así, pues, el lanzamiento por el secretario general de la Red de Soluciones para el Desarrollo Sostenible es particularmente oportuna. No solo adoptará el mundo un nuevo conjunto de objetivos para lograr el desarrollo sostenible, sino que, además, dispondrá de una nueva red de conocimientos técnicos para contribuir a la consecución de dichos objetivos decisivos.

Jeffrey D. Sachs es profesor de economía y director del Instituto de la Tierra en la Universidad de Columbia. También es asesor especial del secretario general de Naciones Unidas sobre los objetivos de desarrollo del milenio.

(c) Project Syndicate, 2012.

Traducción de Carlos Manzano.

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