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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Pensiones financiadas o subsidiadas

Cambiar cotizaciones por impuestos es un mal negocio para financiar las pensiones

Octavio Granado

El debate sobre la posibilidad de financiar las pensiones con cuotas, con ahorro o con impuestos es uno de los fundamentales del sistema, y cada vez que pintan bastos se suele suscitar. Normalmente, sin tener en cuenta de lo que ha sido la historia de la Seguridad Social.

Jesús Cruz Villalón lo hizo en un artículo en EL PAÍS el 14 de julio con varios argumentos. El fundamental, que las pensiones sólo pueden sostenerse con impuestos, como el IVA, en vez de que cotizaciones sociales. Y que, por tanto, es conveniente quebrar la separación de fuentes, lo que el autor llama modelo alemán. En realidad, los impuestos, y en particular el IVA, se han comportado por lo general peor que las cotizaciones, tanto en las fases alcistas como en las recesivas. Ese es esencialmente el problema de la financiación de la sanidad: en estos momentos el gasto crece mientras los ingresos bajan a un ritmo muy acelerado. Si en 2004 hubiéramos cambiado cotizaciones sociales por ingresos del IVA, la Seguridad Social hubiera salido perdiendo claramente.

Cambiar cotizaciones por impuestos es un mal negocio para financiar las pensiones, entre otras razones porque vincular la aportación a la Seguridad Social y las prestaciones disminuye el fraude. En cambio, reducir esta relación lo aumenta. Si yo no pago el IVA no voy a tener peores servicios públicos, pero si pago menores cotizaciones sí que perjudico mi pensión individual futura.

En el caso español, a la complejidad técnica de cambiar cuotas de Seguridad Social por impuestos compartidos entre el Estado y las autonomías, se añade el que el IVA es gestionado en el País Vasco y Navarra. Así que con esta iniciativa, no solo desparece la independencia del sistema de pensiones y la separación de fuentes, también lo hace la unidad de caja.

Estos rotos siempre han venido de mano de los patriotas, ayudados por el relativo desconocimiento de los entresijos financieros de nuestro sistema. Por ejemplo, cuando se argumenta que sigamos el modelo alemán lo que en realidad se propone es una vuelta al pasado. En Alemania, como en Italia —o como en la España de hace 40 años— las cotizaciones sociales, financian la sanidad, los servicios sociales y las pensiones. Lo que han comenzado hace pocos años los alemanes es la separación de fuentes que los españoles abordamos hace mucho y culminamos en 1999, dando financiación tributaria a los derechos que derivaban del estatuto de ciudadanía (la sanidad, los servicios sociales, la dependencia) y dejando las cuotas para financiación de los derechos vinculados a la contribución (desempleo, incapacidad y jubilación). No nos incorporamos con esta ocurrencia a ningún modelo, renunciamos a un modelo que ahora imitan los demás.

Y esto sin entrar en las implicaciones que tiene una operación de esta naturaleza por sectores económicos. Mientras unos saldrían ganando con la conversión de cuotas por IVA (Administraciones Públicas, banca, exportadores, agroalimentarios), otros muchos saldrían perdiendo, abonando más impuestos que cuotas se deducirían.

Octavio Granado fue secretario de Estado de Seguridad Social entre 2004 y 2011.

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