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Un pacto bancario en beneficio propio

Las autoridades británicas acusan a 16 bancos de manipular el interés al que se prestan dinero

Íñigo de Barrón
Algunos hombres retiran dinero de unos cajeros automáticos en una sucursal de Barclays Bank en Londres, Reino Unido.
Algunos hombres retiran dinero de unos cajeros automáticos en una sucursal de Barclays Bank en Londres, Reino Unido.ANDY RAIN (EFE)

Algunos prestigiosos columnistas británicos decían este lunes que dejar que los bancos marcaran por sí solos el líbor, el índice que fija el tipo de interés de los préstamos interbancarios en Londres, (London Interbank Offered Rate en inglés) era confiar demasiado en la bondad de las entidades financieras, cuya reputación está por los suelos.

Hace año y medio que las autoridades británicas sospechaban que la banca no jugaba limpio, pero querían reunir pruebas fehacientes. Ahora las tienen contra Barclays y se apunta a un banco suizo, dos grandes norteamericanos y otro gigante británico como los siguientes en la lista.

El timo del líbor, según han denunciado, consistía en que las 16 entidades financieras de la City londinense que fijan el tipo de interés al que teóricamente se prestan dinero, lo manipulaban según les convenía a las más importantes. Para fijar el líbor (como el euríbor, sobre el que también hubo sospechas hace años), no hace falta que crucen operaciones reales, basta con que digan a qué precios estarían dispuestos a hacerlas.

“Esos bancos están en dos calles de Londres. Es fácil para sus operadores, bajar a tomar una cerveza y acordar el tipo que más les interese, según los vencimientos que tengan en el futuro. Hoy por ti, mañana por mí. Eso es lo que sospechan las autoridades”, comenta un experto que pide el anonimato.

Las entidades aseguran que bajaban este tipo de interés porque era lo que pretendía el Banco de Inglaterra

¿Afecta a las empresas españolas? En principio, parece que no mucho porque los más perjudicados han sido los que prestan a las entidades de la City. Los que más han podido perder son los exportadores de ahorro: la banca japonesa y alemana, principalmente. También las grandes instituciones de inversión colectiva, entre ellos los fondos de pensiones y de inversión norteamericanos, según las fuentes del mercado consultadas.

Hasta ahora Barclays ha sido la única que ha admitido la culpabilidad. Las repercusiones del timo son planetarias “porque este índice afecta a gran parte de las operaciones bancarias hechas en cualquier divisa menos el euro. Es decir, a las libras esterlinas, dólares, yenes, francos suizos, dólares australianos y canadienses”, comenta Guillermo Monroy, de la dirección de Tesorería del Sabadell.

Las entidades investigadas han dicho que bajaban este tipo de interés porque era lo que pretendía el Banco de Inglaterra. Por supuesto, esta autoridad lo niega. La Financial Services Authority (FSA), la comisión de valores británica, considera que realmente lo hicieron solo en su propio beneficio, lo que parece deducirse de las conversaciones grabadas.

El líbor se utiliza como referencia para operaciones complejas basadas en derivados. No obstante, para simplificar, un ejemplo de una operación podía ser la siguiente: Barclays realizaba un préstamo a largo plazo al 4%. A partir de ese momento, se refinanciaba en cantidades pequeñas, yendo al mercado para cubrir su posición. La ventaja para él era tomar ese dinero al 2%, es decir, por debajo del tipo al que lo había prestado y ganar la diferencia.

Alfonso García Mora, de AFI, recuerda: “Solo unos cuantos puntos básicos de manipulación pueden suponer fortunas cuando se manejan billones de dólares, como es el caso”. Por eso, para las entidades parecía fácil realizar pequeñas maniobras sin que se note mucho.

Para evitar estos manejos, el BCE hizo que el euríbor lo fijaran 34 entidades de todos los países. El Santander, BBVA, La Caixa y la CECA son los españoles que participan en su fijación. En 2009, el euríbor estuvo muy por encima de los tipos oficiales. Tras fuertes polémicas, se fue ajustando milagrosamente.

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Sobre la firma

Íñigo de Barrón
Es corresponsal financiero de EL PAÍS y lleva casi dos décadas cubriendo la evolución del sistema bancario y las crisis que lo han transformado. Es autor de El hundimiento de la banca y en su cuenta de Twitter afirma que "saber de economía hace más fuertes a los ciudadanos". Antes trabajó en Expansión, Actualidad Económica, Europa Press y Deia.

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