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La junta de Bankia explota de indignación por el fiasco de la entidad

Goirigolzarri, increpado, lamenta las pérdidas que han sufrido los accionistas

<b>LA DISCULPA DE UN DIRECTOR DE SUCURSAL</b>. Durante la Junta, el responsable de una sucursal de Bankia ha pedido perdón a sus clientes, por haberles inducido a comprar acciones. Lo hizo, ha dicho, en base a la información que le dieron, "que se ha demostrado fraudulenta".Foto: atlas | Vídeo: Atlas
Ignacio Zafra

José Ignacio Gorigolzarri, presidente de Bankia, pasó este viernes un suplicio durante las seis horas que duró la junta general de accionistas que se celebró en Valencia. El Palacio de Congresos que debía acogerlo estuvo blindado desde primera hora por la policía y agentes de seguridad privada ante la convocatoria de concentraciones de protestas ciudadanas, incluida una del 15-M. El número de asistentes fue, sin embargo, menor. La verdadera tensión se vivió dentro del edificio, donde centenares de accionistas convirtieron la junta en una explosión de indignación por el fiasco de la entidad y la pérdida de valor que han sufrido.

Goirgolzarri arrancó su intervención con ánimo conciliador: “Soy consciente también de las pérdidas de valor que ustedes han tenido en sus inversiones en Bankia en los últimos meses, las cuales lamento profundamente, muy en concreto, la salida a Bolsa y los canjes de preferentes”. “No hay mayor motivo de desasosiego que tener tensiones y desencuentros con sus clientes. Y desafortunadamente, las hemos tenido”, aceptó.

Protestas ante el edificio donde se celebra la junta.
Protestas ante el edificio donde se celebra la junta.JOSE JORDAN (AFP)

El larguísimo turno de intervenciones de los accionistas (cerca de un centenar) dejó claro desde el principio, sin embargo, que el grado de comprensión de la gente estaba bajo mínimos. Quedó a la vista también que el perfil de muchos de los asistentes no se ajustaba al del accionista habitual, sino más bien al de cliente de cajas de ahorros (las siete que formaron Banco Financiero y de Ahorros-Bankia), de edad avanzada, que invirtieron en participaciones preferentes o en acciones aconsejados por los empleados de las entidades en los que confiaban, y a los que se les contó que la apuesta era segura.

Las intervenciones de los accionistas se convirtieron de este modo en una cadena de dramas personales. Abuelos que habían pensado destinar sus ahorros a dejar pisos a sus nietos, ancianos que no pueden pagar una residencia ni a una persona que los cuide, personas que han visto esfumarse (o reducirse cerca de 77%) el valor de lo ahorrado en décadas de trabajo. Las palabras que más se oyeron en la junta fueron “estafa” y “engaño”. Pero también hubo quien introdujo en su discurso los recortes aplicados en educación o sanidad “para tapar los agujeros de los bancos”; quienes se acordaron de los máximos responsables de Bankia y las cajas, Rodrigo Rato, José Luis Olivas y Miguel Blesa, y quienes aludieron a la responsabilidad del PP y (menos) del PSOE en la actual situación de la entidad.

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Uno de los testimonios más impactantes fue el de Francisco Xavier Carballeda, que se identificó como director de oficina de Bankia (proveniente de Caixa Laietana) y que pidió perdón por haber inducido a sus clientes a convertirse en accionistas. Lo hizo, agregó, sobre la base de una información “que se ha demostrado fraudulenta”.

El primer ejecutivo de Bankia, cuyas palabras fueron interrumpidas en varias ocasiones por abucheos y gritos de “fuera, fuera”, respondió destacando que los procesos de salida a Bolsa están “extremadamente regulados”. El folleto, añadió Goirigolzarri, advertía de los riesgos.

El presidente de Bankia insistió en que no tiene previsto que la entidad emprenda acciones legales contra los exgestores salvo que se acredite que cometieron irregularidades traducidas en perjuicios para la entidad. Y defendió a la auditora Deloitte que, recordó, trabaja para las cuatro primeras entidades españolas.

Goirigolzarri no se comprometió a financiar la obra social de las cajas que dieron lugar a BFA-Bankia. También admitió que los poseedores de preferentes han recibido un trato diferente porque las condiciones de emisión de cada caja fueron muy distintas. Y respondió que los consejeros (que han pasado de 18 a 11) cobrarán un máximo de 100.000 euros al año, lo que supone una reducción del 39% respecto al anterior consejo de administración. No aceptó hablar, en cambio, como le había reclamado un accionista, sobre la pensión que recibió al abandonar el BBVA en 2009 (68,7 millones de euros) por ser una cuestión “ajena a esta junta”.

Goirigolzarri sacó adelante en las votaciones todos sus objetivos.

El desfase del BFA alcanzaba los 15.000 millones

ÍÑIGO DE BARRÓN

El consejo del Banco Financiero y de Ahorros (BFA), matriz de Bankia, celebrado el miércoles, fue amargo. Supuso certificar el fin de siete cajas centenarias como entidades financieras. José Ignacio Goirigolzarri, presidente del BFA, informó a los consejeros de que según los tres estudios encargados por el FROB, el posible desfase patrimonial iba desde unos 15.000 millones, a otro de 11.000 millones y un tercero que estaba en los 13.000 millones. La cifra final fue de 13.635 millones, la media de todas. Los informes estresaron las carteras de créditos y de participadas en una hipotética crisis económica, pero no se explicó el escenario. Representantes de Caja Madrid dijeron que su entidad tenía patrimonio positivo y Goirigolzarri dijo que eso se lo debía aclarar el FROB. Caja Madrid ha encargado un informe sobre su valor patrimonial.

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Sobre la firma

Ignacio Zafra
Es redactor de la sección de Sociedad del diario EL PAÍS y está especializado en temas de política educativa. Ha desarrollado su carrera en EL PAÍS. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Valencia y Máster de periodismo por la Universidad Autónoma de Madrid y EL PAÍS.

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