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Citi aún no canta victoria

El banco cumple 200 años bajo presión del mercado, el regulador y la economía

Oficina de Citibank en Nueva York
Oficina de Citibank en Nueva YorkShannon Stapleton (Reuters)

En el número 55 de Wall Street, en la zona baja de Manhattan, sigue en pie un edificio cuyo pórtico está decorado con columnas de granito. Este estilo arquitectónico, que recuerda a un templo clásico griego, fue durante dos siglos sinónimo de unos fundamentos muy sólidos. Allí tuvo su primera gran sede el germen del conglomerado financiero global hoy conocido como Citigroup. Ahora es un complejo de apartamentos de lujo en una zona de Nueva York que se encuentra en plena transformación.

Citi celebra su segundo centenario en un momento dominado por la incertidumbre creada por el sector bancario europeo, y en concreto por las entidades españolas. La entidad ya vivió de lleno el colapso de 1929 en la Bolsa de Nueva York, ubicada justo al otro lado de la calle, que fue seguido por la Gran Depresión.

Cuando el City Bank of New York nació, el 16 de junio de 1812, la hoy frenética ciudad de los rascacielos trataba de convertirse en un centro financiero de referencia frente a Filadelfia, Boston y Baltimore, sus grandes competidores en la Costa Este. Entonces la entidad contaba con 22 empleados, una única sucursal en el 38 de Wall Street y dos millones de dólares de capital.

Fue el año en el que nació el novelista Charles Dickens. La población mundial era de 1.042 millones de personas. EE UU e Inglaterra entraron en guerra por el comercio con Francia desde América. Dos años después, las tropas británicas tomarían la capital federal, Washington. Durante el conflicto, la entidad se convirtió en depositaria del Gobierno.

El banco ya vivió el colapso de 1929 y superó la Gran Depresión

El banco fue consolidando su solidez durante los periodos de pánico sucesivos, y eso atrajo a más clientes. Mientras tanto, la competencia veía caer los depósitos. Un siglo después de nacer, Citi era ya el más grande. Y aunque en su segundo siglo de vida fue durante el que EE UU se estableció como la primera potencia mundial, fue un periodo dominado por la inestabilidad y las burbujas.

Antes de estallar el colapso bursátil de 1929, la entidad contaba con más de 6.000 empleados en sucursales repartidas por una veintena de países. En 1933, la economía estadounidense vivió su peor crisis. A pesar de su tamaño, el entonces National City Bank no llegó a sufrir la fuga masiva de clientes de otros bancos por todo el país y mantuvo la rentabilidad gracias a sus filiales en el extranjero.

EE UU tardó más de una década en volver a la situación previa a 1929. Ocho décadas después, la marcha de Citi sirve de termómetro del estado de salud del sector. El primer trimestre de 2012 fue bueno para la banca, a pesar de las tensiones. De las 165 entidades que analiza Keefe, Bruyette & Woods, el 80% superó las expectativas y el 96% mejoró el beneficio.

En el caso de Citigroup, la ganancia neta fue de 2.930 millones, un 2% menos que en el mismo periodo de 2011. Los ingresos bajaron en la misma proporción, hasta los 19.400 millones de dólares. Vikram Pandit, su consejero delegado, afirma que mejoran los tres pilares del negocio y que Citi es uno de los grupos mejor capitalizados, con un Tier 1 (capital de máxima calidad) del 12,4% (7,2% bajo los criterios de Basilea III).

Tras el derrumbe de Lehman Brothers, en septiembre de 2008, Citibank estuvo al borde del colapso

Citigroup es la cuarta entidad por activos de EE UU. El sector financiero representa en la actualidad una quinta parte del S&P 500, el índice de Wall Street que integra a las mayores corporaciones del país. Eso provoca que si la banca no acompaña, difícilmente el índice pueda mantenerse en positivo. Algo de esto pasó durante las últimas semanas por las turbulencias en Europa.

La entidad estuvo al borde del colapso en el invierno de 2008, tras el derrumbe de Lehman Brothers. El Tesoro de EE UU salió en su rescate con una inyección de 45.000 millones para ganar tiempo y poder reestructurarse. La entidad se partió en dos, en lo que se califica como un banco bueno y un banco malo. El germen de Citi ya rozó la bancarrota en 1837 y en 1920.

La incertidumbre que sigue dominando en la economía le obliga a manejar el riesgo con más cuidado. Y al igual que sus rivales —JP Morgan Chase, Bank of America, Goldman Sachs y Morgan Stanley—, el conglomerado sigue bajo presión. Primero, por los recortes en la nota de solvencia por parte de las agencias de calificación [el jueves, Moody's rebajó la nota de 15 grandes bancos mundiales, incluyendo Citi, por el riesgo que supone la incertidumbre en los mercados financieros]. Segundo, por el efecto de una mala coyuntura económica en Estados Unidos y Europa. Y tercero, la nueva regulación.

En este último punto están, por un lado, las exigencias de capital del acuerdo de Basilea III; por otro, las voces que piden la vuelta a la ley Glass-Steagall de 1933, que separa por completo el negocio de banca comercial del de banca de inversión. Incluso si no hay fractura, el nuevo marco legal representa una amenaza para el negocio de los grandes de Wall Street.

Los accionistas rechazan la alta remuneración de sus directivos

La cotización bursátil de Citigroup refleja esta situación. Ahora su acción se paga por debajo de los 30 dólares. El último máximo anual lo alcanzó a comienzos del pasado mes de julio. Desde entonces perdió un 37%. Pero si lo que se toma como referencia son los más de 550 dólares que se pagaban un año antes de estallar la crisis, se traduce en un desplome del 95%.

Fruto de ese rendimiento son el descontento y la pérdida de paciencia de los inversores, que se escenificaron en la última junta general de accionistas con un rechazo simbólico a la remuneración de sus ejecutivos. Una llamada de atención que se hizo escuchar por todos los rincones del distrito financiero y que se tomó más en serio que la protesta del movimiento Ocupa Wall Street.

El tiempo dirá cómo será el banco. A corto plazo, hasta Meredith Whitney, la analista que anticipó su última experiencia próxima a la muerte, considera que Citi puede dar la sorpresa para bien. La reciente salida de la turca Akbank, de la china Shangai Pudong Development Bank y de la india Hounsing Development Finance le da liquidez para poder alcanzar los criterios de Basilea III en 2013.

Pero antes de convencer a los inversores, Citigroup debe pasar el listón que le pone la Reserva Federal. La entidad fue suspendida en la última prueba de resistencia realizada por el banco central, junto a SunTrust, MetLife y Ally Financial. La idea de Pandit es presentar un nuevo plan antes de final de mes, para así poder premiar la lealtad de sus accionistas y calmar los ánimos.

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