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Otros ya lo hicieron con su dinero

Al menos media docena de países han inyectado dinero público a sus bancos

Jesús Sérvulo González

En las navidades de hace dos años la agencia de calificación Moody´s situaba a la banca española como la tercera más solida de la zona euro, solo por detrás de Finlandia y Francia. La agencia de calificación situaba a las entidades españolas por delante de las alemanas, holandesas o belgas. Aún eran los tiempos en que los bancos y cajas españoles lucían músculo. Aunque renocían que no estaba en plena forma porque el estallido de la burbuja inmobiliaria había afectado a la salud de sus balances, alardeaban de su vigor. Mientras, entidades de otros países tuvieron que recurrir a la amarga receta de inyecciones de dinero público para sortear los efectos de la crisis financiera, cuyos orígenes se remontan al verano de 2007.

Ahora, cinco años después del estallido de la burbuja inmobiliaria en EE UU, espita de la crisis financiera que persiste en Europa, una parte del sector financiero español se prepara para pasar por la vergüenza de ingerir la amarga medicina. Otros países ya pasaron por eso.

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- Reino Unido. Mientras las entidades españolas sacaban pecho en 2008, los bancos británicos se arrastraban aquejados por la peor crisis financiera de toda la UE. El banco Northern Rock fue el primero en caer afectado por el veneno de los activos tóxicos inmobiliarios provocado por las hipotecas subprime. El Gobierno de Gordon Brown lo nacionalizó y abrió la vía de las ayudas públicas para rescatar a la banca. Durante el vórtice de la crisis, en otoño de 2008, el Reino Unido inyectó cerca de 155.000 millones de euros para rescatar a los bancos más afectados, entre ellos el Royal Bank of Scotland (RBS) y Lloyds. No obstante, a pesar de que la herida era grave, la rapidez con que actuó el Gabinete del exprimer ministro Brown permitió que la el sector financiero británico se haya recuperado de la tormenta.

- Irlanda. Es uno de los casos paradigmáticos de como las autoridades de un país hicieron una transfusión millonaria de dinero público para salvar a su sector financiero. Aunque aquella medida resultó demasiado dolorosa y tuvo consecuencias inesperadas. El tigre celta pasó de ser un milagro económico a una de las mayores decepciones en los meses que transcurrieron desde la caída de Lehman Brothers, en septiembre de 2008, al momento en que el Gobierno de Dublín nacionalizó el Anglo Irish Bank y el Irish Nationwide que supuso un desembolso de 7.000 millones de euros. El virus era imparable en el sector financiero irlandés y el Gobierno decidió crear un banco malo, Nama, para concentrar los créditos tóxicos de los bancos. Para ello, las autoridades irlandesas destinaron más de 75.000 millones para comprar estos préstamos, aunque no fue suficiente. Esta ingente ducha de dinero público provocó que la deuda pública y el déficit se disparase y el problema financiero desembocó en las autoridades del país pidiendo el rescate del FMI y la UE.

Una parte del sector financiero español se prepara para pasar por la vergüenza de ingerir la amarga medicina de pedir ayuda

- Islandia. El caso islandés no tiene comparación con el resto de países infectados por la crisis financiera. El ciclón financiero tumbó a los tres principales bancos del país, que se había engordado más de lo que su esqueleto podría soportar. Entonces, el Gobierno islandés nacionalizó Kaupthing, Glitnir y Landsbanki en octubre de 2008. En lugar de regarlos con miles de millones de dinero público para que afrontaran sus balances, decidió que suspendieran pagos a los acreedores internacionales, fundamentalmente entidades e inversores británicos. No obstante, garantizó los ahorros de los islandeses. La jugada concluyó con el primer ministro irlandés, Geir Haarde, en los tribunales y el pequeño país insular al bordel del colapso. Ese mismo año, la corona islandesa se depreció más de la mitad y la economía encogió un 7%. Cuatro años después, Islandia ha salido de cuidados intensivos y ha regenerado su economía, aunque aún tiene cuentas pendientes en los tribunales por la suspensión de pagos de sus bancos.

- Holanda. Holanda está en recesión y en mayo pasado alcanzó la cifra de un 6,2% de parados, la más alta de los seis últimos años. Sus bancos presentan ahora balances saneados, pero entre 2008 y 2009, el entonces Gobierno de centro izquierda efectuó dos grandes rescates. El primero afectó al banco y aseguradora Fortis, que acabó nacionalizado por falta de liquidez. Recibió 16.800 millones estatales para pagar la participación de la entidad en ABN Amro. También ingresó otros 11.200 millones del Benelux (Bélgica, Holanda y Luxemburgo). A la conmoción de Fortis se añadió, el colapso de ING. La entidad fue recapitalizada con una inyección de 10.000 millones de dinero público. Las autoridades holandesas crearon una comisión parlamentaria, aún en marcha, para esclarecer cómo pudo la crisis diezmar al sistema financiero holandés.

- Portugal. El sector financiero portugués también salió escaldado de la tormenta financiera que asoló los mercados en el otoño de 2008. En aquella época, Lisboa nacionalízó el Banco Portugués de Negocios (BPN) tras inyectar 700 millones de euros para asegurar los depósitos. Desde entonces, el Gobierno portugués ha tendio que hacer frente a unas pérdidas de la entidad de al menos 2.500 millones. Cuatro años después, el Ejecutivo de Passos Coelho ha vendido BPN a la institución angoleña BIC por 40 millones.

De los 78.000 millones que el FMI, el Banco Central Europeo (BCE) y la Unión Europea (UE) prestaron en mayo de 2011 a Portugal para salvar a este país de la bancarrota, 12.000 millones estaban destinados desde el principio a sanear la maltrecha banca portuguesa. Inyectados hace meses por la troika, el lunes pasado, el ministro de Finanzas portugués, Vítor Gaspar, anunciaba que el Estado portugués, a su vez, inyectaba la primera parte de esa cantidad en los tres principales bancos portugueses: El Banco Comercial Portugués (BCP) será el que mayor apoyo reciba, con 3.500 millones de euros, seguido por la estatal Caixa Geral de Depósitos (CGD), con 1.650 millones, y del Banco Portugués de Inversiones (BPI), con 1.500 millones. El Gobierno añadió que está preparado para ayudar a otras entidades.

- Estados Unidos. La caída de Lehman Brothers lo precipitó todo. Pero las consecuencia del tsunami financiero que asoló el mundo a finales de 2008 llevó al Gobierno del entonces presidente George Bush a poner en marcha un fondo, el TARP, para inyectar hasa 700.000 millones a la banca. El desembolsó final de dinero público al sistema financiero estadounidense quedó en 431.000 millones y la nacionalización parcial de la gran banca.

La entidad que recibió más dinero público fue AIG (140.000 millones). Otras entidades que también fueron nacionalizadas fueron las hipotecarias Fannie Mae y Freddie Mac. Otras entidades como Citigroup o Bank of America también recibieron ayuda pública a cambio de una participación minoritaria. Cuatro años después del colapso que a punto estuvo de destruir el sistema financiero tal y como lo conocemos, las devoluciones pendientes al fondo TARP ascienden a 119.000 millones correspondientes sobre todo a pequeños bancos estatales y locales.

Con Información de Claudi Pérez, Walter Oppenheimer, Isabel Ferrer, Sandro Pozzi y Antonio Jiménez Barca.

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Sobre la firma

Jesús Sérvulo González
Redactor jefe de Economía y Negocios en EL PAÍS. Estudió Económicas y trabajó cinco años como auditor. Ha cubierto la crisis financiera, contado las consecuencias del pinchazo de la burbuja inmobiliaria, el rescate a España y las reformas de las políticas públicas de la última década. Ha cursado el programa de desarrollo directivo (PDD) del IESE.

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