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La banca internacional sucumbe al miedo

La desconfianza del sector financiero alcanza su nivel máximo desde la quiebra de Lehman La inversión de entidades extranjeras en España se reduce a la mitad

Alejandro Bolaños
Un empleado de Lehman abandona la sede el 15 de septiembre de 2008.
Un empleado de Lehman abandona la sede el 15 de septiembre de 2008.AFP

El fantasma de Lehman Brothers se dejará sentir esta semana en los mercados. El clima de recelo de la banca internacional es muy similar al vivido en aquellos días. Aunque ahora el escenario se ha trasladado de continente. Es Europa la que preocupa y, más concretamente, países como Grecia y España. El Gobierno español niega haber recibido presiones desde algún país como Italia para pedir el rescate, pero al mismo tiempo, el PP, el partido que le apoya, dice que no se puede excluir ese rescate y que no sería el Apocalipsis.

 La quiebra de Lehman Brothers, el banco de inversión estadounidense que se atiborró de derivados sobre hipotecas de muy baja calidad (conocidas como subprimes), marcó el punto álgido de la crisis financiera. En el último trimestre de 2008, la desconfianza se adueñó de los mercados, las entidades dejaron de prestarse entre sí, el crédito se secó y las economías avanzadas colapsaron. El último informe del Banco de Pagos Internacionales (BPI), que coordina a los principales bancos centrales, advierte de que algo así está volviendo a ocurrir.

Los recelos llegan con una intensidad inferior a la de aquellos meses de 2008 y a una escala menor, ya que se concentran en la zona euro. Pero España, es uno de los epicentros de la desconfianza: desde que estalló la crisis, la exposición a su economía se ha reducido un 42%. La mayor parte de la huida la concentra la banca.

La conclusión del coordinador de bancos centrales, que dirige el español Jaime Caruana, se sustenta en los datos de activos internacionales —los que la banca de cada país tiene en el exterior— del último trimestre de 2011, cuando lo que alimentaba las dudas era el segundo rescate a Grecia. Pero, aún sin ese apoyo estadístico, los expertos del Banco de Basilea (el BPI tiene su sede en esta localidad suiza), dan por hecho que, tras el oasis de tranquilidad que ofreció el billón de euros de liquidez inyectado por el Banco Central Europeo, las tensiones se han reproducido en las últimas semanas. Que la situación ha vuelto a empeorar.

Primero, los datos. “Durante el cuarto trimestre de 2011, los bancos que informan al BPI registraron el mayor descenso en activos internacionales desde la caída que se experimentó en los últimos meses de 2008, tras el colapso de Lehman Brothers”, indican los expertos del Banco de Basilea. Según sus cuentas, el volumen de activos extranjeros (depósitos, préstamos, títulos de deuda o acciones) de la banca de esos 24 países, que incluyen a las principales potencias financieras, disminuyó en 799.000 millones de dólares en el tramo final de 2011. Es el segundo retroceso de la serie estadística, aunque, por contraste, aún muy lejos de los casi dos billones de dólares en activos internacionales que se perdieron tras la quiebra de Lehman Brothers.

Un brusco descenso en los activos internacionales de la banca es indicio meridiano de que las entidades financieras racionan el préstamo, de que no se fían y prefieren hacer acopio de recursos o concentrarlos en valores refugio (el oro, la deuda pública estadounidense o alemana, algunas divisas como el franco suizo o el yen japonés). En paralelo, suele ocurrir lo mismo en el ámbito de cada país, aunque eso no aflore en las estadísticas del BPI, que sólo mide cuánto financian los bancos al exterior.

Por comparación con los meses que siguieron al hundimiento de Lehman Brothers, en el tramo final de 2011 fue el préstamo entre bancos el que concentró el descenso de activos internacionales. Un 80% de la caída se produjo en el sector financiero, mientras en el resto de actividades (Administración pública, empresas y familias) la incidencia fue mucho menor. En 2008, la distribución fue más igualada, por el cierre del grifo del crédito bancario al comercio internacional, un factor que explica la crudeza de la Gran Recesión.

Además de concentrarse en el sector bancario (y, singularmente, en el mercado interbancario de operaciones a corto plazo), la retirada de activos tiene también esta vez una marcada incidencia regional. El 60% del descenso de activos en bancos se debe a que la banca internacional ha retirado depósitos, préstamos, acciones o títulos de deuda de entidades de la zona euro. Aquí el BPI avisa de que, aunque los bancos de países periféricos en problemas —Portugal, Irlanda, Grecia, Italia, España— se llevan la palma (un 40% de las pérdidas), también hay descensos apreciables de la exposición internacional a bancos franceses y alemanes.

En su mayoría, son bancos de la zona euro los que se retiran de activos de otros bancos de la zona euro. Es un fenómeno que ha hecho sonar la alarma sobre la progresiva renacionalización del mercado interbancario europeo; es lo que, por reacción, ha llevado a la Comisión Europea y al BCE a priorizar el proyecto de una “unión bancaria” en la próxima cumbre de líderes de la UE, a finales de mes.

La exposición de la banca internacional a España es uno de los mejores ejemplos de esta tendencia. Desde que estalló la crisis, la exposición a la economía española se ha reducido a casi la mitad (de algo más de un billón de dólares a 586.000 millones).

Y esa retirada de activos internacionales se ha dejado sentir con mucha más intensidad en la banca española, que en el sector público o en empresas y familias. El volumen de activos que tiene la banca extranjera en entidades financieras españolas cayó a plomo en el cuarto trimestre de 2011: el descenso trimestral rondó el 19%, tasa que BPI rebaja a la mitad al excluir el efecto de la devaluación del euro. En el último año, bancos alemanes, británicos, franceses e italianos han aligerado a casi la mitad su exposición a la banca española. Los cambios en la posición de bancos estadounidenses, suizos y japoneses han sido mucho menores.

Los expertos del BPI creen que lo que los datos reflejan sobre el cuarto trimestre de 2011 es muy similar a los que se aprecia ahora en los mercados financieros. “A mediados de mayo, las dudas habían vuelto: dudas sobre el crecimiento en la zona euro, dudas sobre la salud financiera de algunos Estados del euro, dudas sobre los bancos, dudas sobre el impacto del ajuste fiscal. Y, finalmente, dudas sobre le estabilidad política de la zona euro”, sintetizan. Aunque hay referencias a la inestabilidad política griega es la situación de los bancos italianos, y sobre todo, españoles la que concentra la atención de los analistas del Banco de Basilea. Y no hace falta un descodificador de claves secretas para concluir cuándo hablan del sector financiero español: “Hay preocupación en los inversores por la opacidad de algunos balances bancarios, así como por la continua falta de reconocimiento de pérdidas”.

Una opacidad que hasta el Gobierno español ha reconocido implícitamente al contratar a dos auditoras extranjeras para poner en limpio esos balances, vista la incapacidad del Banco de España. El resultado de esos informes puede añadir más leña al fuego de la desconfianza.

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