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Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Demasiada Reserva Federal

Los intereses públicos y privados se mezclan en la gestión de la Reserva Federal

Edificio de la Reserva Federal en Washington
Edificio de la Reserva Federal en WashingtonJoshua Roberts (Reuters)

¿Es también la Reserva Federal demasiado compleja para manejarla? Esa suele ser una pregunta para los grandes bancos como JPMorgan, recientemente humillado por una pérdida de explotación ocurrida por sorpresa. Pero tampoco es mala para la Reserva Federal. Desde la presencia del jefe de JPMorgan, Jamie Dimon, en la junta directiva de la Reserva Federal de Nueva York, hasta las incursiones del banco central de Estados Unidos en la política inmobiliaria, no parece que la Reserva le caiga en gracia a nadie.

Una parte del problema de la Reserva Federal es que tiene muchas caras. Entre sus muchas funciones, actúa como defensor de bancos y prestamista de último recurso a la vez que supervisa los bancos. También vigila los riesgos del sistema y se preocupa por los desastres macroeconómicos mundiales que se avecinan. Y por supuesto, determina la política monetaria de EE UU, con la esperanza de controlar la inflación. Su misión también le exige tener como objetivo el máximo empleo.

En lo que respecta a la política monetaria, el presidente de la Reserva Federal, Ben Bernanke, se encuentra atrapado entre los demócratas, que piensan que la Reserva debería inundar los mercados financieros con más capital todavía como forma de estimular la economía, y los republicanos, que tienen miedo a la inflación o simplemente piensan que se han imprimido demasiados dólares. No es de sorprender que la Reserva tenga críticos en muchos otros frentes también.

Una parte del problema es que la autoridad monetaria tiene muchas responsabilidades

Por ejemplo, el martes, tres senadores liberales anunciaron un proyecto de ley que prohibirá a los ejecutivos bancarios ocupar cargos en las juntas directivas de las Reservas Federales regionales. La motivación más inmediata es el repentinamente sospechoso puesto de Dimon en la junta de la Reserva Federal de Nueva York. A los senadores les preocupa un posible conflicto de intereses, ya que la Reserva regula y presta dinero a JPMorgan y sus homólogos.

Desde la derecha, mientras tanto, se reclaman reformas de otra índole. La semana pasada, apenas la mitad de los republicanos del Senado votaron a favor de confirmar a Jerome Powell, también republicano, como gobernador de la Reserva Federal. Eso huele más a la preferencia del inconformista del Partido Republicano Ron Paul por deshacerse completamente del banco central.

Entretanto, a otros les preocupa que los intentos de la Reserva por hacer que la economía se recupere la hayan conducido a unos debates políticos normalmente reservados al Congreso (como la recomendación de que las empresas de propiedad estatal concesionarias de hipotecas Fannie Mae y Freddie Mac deberían perdonar los saldos pendientes de las hipotecas).

En resumen, en la coyuntura actual, Bernanke parece estar exasperando a casi todo el mundo. A los defensores de la fragmentación de los grandes bancos les gusta la idea de unas instituciones más pequeñas y sencillas. Resulta tentador plantearse si en un mundo paralelo se podría aplicar la misma lógica a la Reserva Federal.

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