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Mozambique también quiere un trozo del pastel de la explotación de sus recursos

Grupos locales exigen más transparencia a las multinacionales de la industria extractiva

Tiziana Trotta

Unos yacimientos enormes. Las reservas de gas recientemente descubiertas en Mozambique se extienden, según las primeras estimaciones, por 850.000 millones de metros cúbicos. Metro arriba, metro abajo, se trata de una cantidad que multiplica unas 25 veces el consumo anual de gas de España. Este hallazgo podría convertir el Estado africano, uno de los más pobres del mundo, en una de las economías más avanzadas del continente. Grupos locales, sin embargo, acusan a las multinacionales que operan en el país de obstaculizar este camino y piden más transparencia.

Las reservas encontradas probablemente se extienden más allá de las fronteras, llegando hasta Tanzania y Madagascar. El Banco Mundial estima que la explotación del gas necesitará inversiones por valor de 55.160 millones de euros en los próximos años.

Las ambiciones de Mozambique de convertirse en uno de los principales exportadores del mundo de este producto se han incrementado tras los recientes descubrimientos de ENI y Anadarko.

La empresa italiana anunció la semana pasada el hallazgo de una nueva balsa de gas natural, con un potencial de entre 198.000 y 282.000 millones de metros cúbicos. Este hito se suma a los de Mamba de los meses anteriores, donde opera en una joint venture con Galp energía (10%), Kogas (10%) y ENH (10%).

Las nuevas reservas son 25 veces superiores al consumo anual de gas de España

No lejos del área controlada por Eni, cerca del confín con Tanzania, se encuentran las nuevas balsas descubiertas el pasado 15 de mayo por un consorcio liderado por el grupo estadounidense Anadarko. El yacimiento, según las primeras estimaciones, esconde unos 566.300 millones de metros cúbicos de gas. La explotación de los nuevos recursos empezará previsiblemente en 2018.

Mozambique está a punto de abrirse paso también en otro negocio: el del carbón. La brasileña Vale de momento es la única empresa que está involucrada en esta actividad, que arrancó en 2011. El Banco Mundial estima que en los próximos años serán necesarias inversiones por unos 8.000 millones, una cifra parecida al Producto Interior Bruto (PIB), que en 2011 se situó en 9.500 millones.

Los principales sectores de la economía nacional, sin embargo, siguen siendo los servicios (44,7%) y la agricultura (28,4%). En un contexto en el que un 40-45% de los presupuestos públicos depende de la ayuda extranjera, con más de la mitad de la población bajo el umbral de pobreza, porciones cada vez más amplias de la opinión pública exigen un papel protagonista en el desarrollo. Piden reformas del régimen fiscal, menos ventajas tributarias y más transparencia para las empresas de extracción. El partido Frelimo, en el poder desde 1975, está estudiando una reforma de las normas que regulan el sector para ajustarse a los requisitos de la Iniciativa de Transparencia de la Industria Extractiva.

Inversión extranjera

Los últimos datos oficiales sobre la producción de gas en Mozambique se remontan a 2009. En ese año, se alcanzaron los 3.600 millones de metros cúbicos, de los cuales 3.500 se destinaron a la exportación. Un informe publicado por Ernst & Young destaca que el sector minero contribuye al 1,4% del PIB, uno de los porcentajes más bajos del continente.

Las empresas extranjeras disponen de la llave para mejorar la desastrada economía local, cuya deuda pública equivale al 43% del PIB de 2011. Las inversiones extranjeras directas en este país de 24 millones de habitantes se situaron en 622 millones de dólares en 2010.

Dependencia del exterior

Al día después de proclamar su independencia de Portugal, Mozambique era uno de los países más pobres del mundo. Hoy en día, 37 años después, la situación no ha cambiado mucho. El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo le sitúa en el puesto 184 sobre 187, según el índice de desarrollo humano. La mayoría de la población activa está empleada en la agricultura de subsistencia. Los últimos datos publicados apuntan a una tasa de desempleo del 21% en 1997, con casi la mitad de la población viviendo con menos de 0,50 dólares al día.

El crecimiento anual, sin embargo, fue uno de los más altos del continente en la década hasta 2007, gracias a los esfuerzos de reconstrucción que siguieron la guerra civil que enfrentó el país entre 1977 y 1992. La fuerte volatilidad de los precios del aluminio, que constituye un tercio de sus exportaciones, ha frenado de manera brusca este avance. Pese al repunte del 8,3% del PIB en 2010, el aumento del coste de la vida desembocó en violentas protestas civiles en septiembre de ese año. El crecimiento del año pasado fue todavía más bajo, hasta el 7,2%.

Según el Centro de Integridad Pública, el total de los impuestos pagados por las 31 compañías de extracción que operan en el país ascendió a unos 31,5 millones de euros en 2009. De esta cantidad, el 39% procede del sector minero y el 61% de los hidrocarburos. Eso equivale a decir que las multinacionales extranjeras contribuyen apenas al 2,25% de los ingresos del país. “Si se toman en consideración las amplias reservas de minerales y gas que posee Mozambique, un sistema de impuestos más justo, sin excesivos beneficios fiscales en la búsqueda y en la explotación de los recursos, llevaría a enormes avances económicos y sociales para el país, ayudaría a reducir la dependencia externa del 48% al 37% y mejoraría la capacidad del Estado de facilitar bienes y servicios a los ciudadanos”, destaca en un informe Dioniso Nombora, miembro del lobby que vigila los avances de Mozambique en la transparencia de la industria extractiva.

“Necesitamos una reforma del marco legal e institucional”, asegura el experto en conversación telefónica desde la capital, Maputo. “Es necesario redistribuir los ingresos para mejorar las condiciones de vida de la población y reducir la dependencia de la ayuda exterior”, subraya.

Varias organizaciones de la sociedad civil, según Nombora, están ejerciendo presión sobre el Gobierno para que se publiquen los contratos firmados con las empresas, con el fin de mostrar claramente cómo se distribuyen los costes y los beneficios. Uno de los principales argumentos de los detractores de esta medida es que semejantes informes perjudicarían la competencia entre empresas al revelar información sensible y alejarían a inversores. La experiencia de algunos países demuestra que esta motivación no es válida. Liberia, Perú, Ghana, Irak, Congo y Nigeria, por ejemplo, exigen mayor transparencia a las compañías extranjeras (algunas de las cuales operan también en Mozambique), sin que eso afecte a la cantidad de inversiones extranjeras. “Al revés”, concluye el informe del Centro de Integridad Pública, “reduce la tensión y la sospecha que deriva de una falta de información y crea una oportunidad para mejorar la confianza entre Gobierno, empresas y ciudadanos”.

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Sobre la firma

Tiziana Trotta
Ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS, principalmente en Planeta Futuro y en la Mesa Web. Es licenciada en Ciencias de la Información por la Universidad de Urbino (Italia), Máster en Ciencias Históricas, Filológicas y de las Religiones por la Universidad Sorbona (Francia) y Máster de periodismo de EL PAÍS.

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