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Bruselas centra en las autonomías el examen a la cuentas españolas

La Comisión retrasa el respaldo al Gobierno por el error en los datos de 2011

Lucía Abellán
El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, junto al jefe del Gobierno español, Mariano Rajoy
El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, junto al jefe del Gobierno español, Mariano RajoyFRANCOIS LENOIR (REUTERS)

Una reforma laboral draconiana, el Presupuesto más austero de la democracia o un tijeretazo de 10.000 millones en los pilares del Estado de bienestar —educación y sanidad— representan esfuerzos inútiles si falla lo principal. Y lo principal no requiere dinero ni sacrificio de los ciudadanos, simplemente rigor: la credibilidad de las estadísticas. Más que en ningún otro aspecto del episodio español, Bruselas está empeñada en verificar si las cuentas públicas de 2012 (y por tanto la meta de déficit público) son verosímiles. Y no ofrecerá un respaldo claro al Gobierno de Mariano Rajoy hasta comprobar esa consistencia, por mucho que el temporal de los mercados arrecie.

Ese es el sentir en los pulcros despachos de las instituciones europeas, según las distintas fuentes consultadas. “Queríamos evitar la impresión de falta de credibilidad en las estadísticas españolas y que eso pudiera suponer un contagio para el resto de Europa. Hemos aprendido la lección de Grecia”, explica una fuente comunitaria. La Comisión Europea es muy consciente de que el incendio europeo desatado hace casi tres años tuvo su origen en el engaño griego: el Gobierno conservador mantuvo hasta el final una cifra de déficit público del 3,7% para 2009 y la revisión que hizo nada más llegar el Ejecutivo de Yorgos Papandreu lo disparó al 12,5% (finalmente acabó en el 15%).

Cuando España parecía haberse alejado de la ominosa y recurrente comparación con Grecia, lo ocurrido con el cambio de Gobierno recordó peligrosamente ese precedente: el equipo socialista se marchó sin reconocer abiertamente la magnitud de la desviación sobre el déficit previsto, que debía ajustarse al 6% del PIB. A su llegada, el Partido Popular, aireó la cifra del 8% y poco después, ya con datos oficiales, el desequilibrio creció hasta el 8,51%. Eso creó una situación “completamente nueva”, según la misma fuente, que convirtió en recelo la confianza inicial depositada en el Ejecutivo de Rajoy.

Queremos evitar la impresión de falta de credibilidad” Comisión Europea

A la Comisión Europea nunca le gustó que España afrontara un año tan crucial como este sin un Presupuesto en la mano, pues daba la impresión de que el país se conducía sin rumbo. El presidente del Ejecutivo comunitario, José Manuel Barroso, le expresó sus reservas a Mariano Rajoy en una reunión que mantuvieron en enero en Bruselas, aunque acabó aceptando que estaba recién llegado al poder y necesitaba tiempo para enderezar la situación. El mandatario español se marchó con ese voto de confianza, que luego se vio malogrado al divulgar las estadísticas.

“Cuanto más conocemos la situación española, más confianza tenemos. Pero debemos esperar hasta que el Gobierno nos envíe el Presupuesto consolidado”, asegura Olivier Bailly, un portavoz de la Comisión Europea. Con ese concepto Bruselas se refiere a la única incógnita que falta por despejar, las cuentas de las comunidades autónomas, que el Ministerio de Economía no ha incluido en el paquete presupuestario remitido a la Comisión. Tras los problemas del año pasado —las comunidades fueron las responsables del grueso de la desviación del déficit— Bruselas se niega a hacer cualquier análisis sin esa información.

En la capital comunitaria se desconoce si se trata simplemente de un error o hay intención política en el hecho de no haberla incluido. La Comisión insiste en que otros años sí se han remitido esos datos, algo que confirma un ministro del anterior Ejecutivo socialista. Bruselas ha dado a España hasta finales de abril para proporcionar tanto los datos autonómicos como la senda de estabilidad para los próximos años y el plan nacional de reformas, elementos clave para la evaluación definitiva del país.

Mientras tanto, la marca España se tambalea en los mercados. Pero la Unión Europea rehúsa someterse a ese ritmo. Para mitigar el riesgo de contagio, se actúa preventivamente. “Intervenimos antes de que ocurran más cosas, por eso exigimos reformas”, aclara el portavoz comunitario, que cita el fondo de rescate recientemente reforzado como cortafuegos frente a una eventual epidemia europea.

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Sobre la firma

Lucía Abellán
La redactora jefa de Internacional de EL PAÍS ha desarrollado casi toda su carrera profesional en este diario. Comenzó en 1999 en la sección de Economía, donde se especializó en mercado laboral y fiscalidad. Entre 2012 y 2018 fue corresponsal en Bruselas y posteriormente corresponsal diplomática adscrita a la sección de España.

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