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La desconfianza arrastra las Bolsas e impulsa la prima de riesgo

Las Bolsas europeas pierden más de un 2% y el Ibex cae a su mínimo nivel desde septiembre El diferencial del bono español con el alemán sube a 392 puntos básicos tras la subasta

Los inversores han vivido una jornada sin estímulos para las compras. El mercado de renta fija ha recogido con pesimismo el resultado de la subasta del Tesoro, que hoy ha emitido bonos a tres, cuatro y ocho años a tipos más caros que en colocaciones anteriores. Es la primera operación de deuda tras la presentación ayer en el Congreso del proyecto de ley de Presupuestos Generales del Estado, los más restrictivos de la democracia, con los que el Gobierno espera dejar las cuentas públicas con un déficit del 5,3% a finales de año, frente al 8,5% en que terminaron 2011.

La prima de riesgo, diferencial de rentabilidad del bono a 10 años con el equivalente alemán, ha escalado a 392 puntos básicos tras la colocación, un nuevo máximo anual que lo ha devuelto a niveles que no tocaba desde noviembre del año pasado. Al final de la jornada se ha situado en 390 puntos, 26 más que en la apertura.

El Tesoro ha colocado 2.590 millones frente al tope de 3.500 millones que se ha había fijado. Por plazos, ha vendido 1.127 millones de los títulos con cupón del 4,4% y vencimiento el 31 de enero de 2015 a un tipo de interés medio del 2,890%, por encima del 2,44% que ofreció en marzo. También ha emitido 973 millones en bonos con cupón del 4,25% y vencimiento el 31 de octubre de 2016 con una rentabilidad del 4,319%, casi un punto porcentual más que en la última operación del mismo tipo realizada hace un mes. Por último, ha colocado 489 millones en obligaciones con cupón del 4,85% y vencimiento el 31 de octubre de 2020. En este caso, el tipo medio ha pasado del 5,156% al 5,338%.

Las Bolsas europeas también se han dejado llevar por la certeza de que la eurozona no podrá esquivar la recesión este trimestre. Las declaraciones del presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi, durante la rueda de prensa posterior la reunión mensual del comité que fija la política monetaria de la eurozona, han alimentado este sentimiento en los mercados.

No se esperan cambios en los tipos de interés, que están en el 1% para apoyar la recuperación

El Ibex, que ayer se desplomó un 2,71%, ha profundizado hoy su senda bajista con un descenso adicional del 2,09% que lo ha situado al cierre en 7.660,7 puntos, su nivel más bajo desde septiembre de 2011.

El pesimismo español se ha extendido a las demás plazas europeas, que habían iniciado el día con caídas tras la publicación ayer de las actas de la última reunión del Comité de Mercado Abierto de la Reserva Federal, responsable de la política monetaria en Estados Unidos. De ellas se desprende que en la entidad que preside Ben Bernanke se descarta una nueva ronda de expansión cuantitativa (compras de activos para abaratar los tipos a largo plazo), a menos que la economía pierda impulso o la tasa de inflación caiga por debajo del 2%.

Los inversores habían especulado en las últimas semanas con nuevas inyecciones de liquidez por parte del banco central estadounidense, ante la irregular recuperación del empleo. Londres ha caído un 2,3%, París un 2,74%, Fráncfort un 2,84% y Milán un 2,42%. El desánimo ha vuelto a cruzar el Atlántico y las Bolsas estadounidenses también se teñían de rojo a media sesión: el Dow Jones perdía un 1,16, el Standard & Poor's 500 un 1,15% y el Nasdaq, un 1,69%.

El BCE ha mantenido los tipos de interés en el 1%, resistiendo las presiones que desde el Bundesbank empiezan a reclamar un endurecimiento de las condiciones monetarias ante el aumento de los costes laborales en Alemania, donde la tasa de paro se encuentra en mínimos de dos décadas. La potencia de la primera economía europea está abriendo una brecha con sus vecinos más débiles, como España, aún necesitados de estímulos monetarios que impulsen el crecimiento. Draghi ha sostenido que "persiste el riesgo de declive de las perspectivas económicas" y que es "prematuro" hablar de una estrategia de abandono de las medidas extraordinarias para inyectar liquidez en el sistema que el BCE viene aplicando desde el inicio de la crisis de Lehman Brothers. 

Según el presidente del BCE, se prestará especial atención a cualquier indicio inflacionista de que los costes energéticos (que mantendrán la tasa total por encima del 2% este año) o salariales: "Sin embargo, mirando hacia adelante en un contexto de modesto crecimiento en la zona euro y expectativas de inflación a largo plazo bien ancladas, las presiones sobre los precios subyacentes deberían ser limitadas". En todo caso, insistió en que el banco central cuenta con todas las herramientas necesarias "para hacer frente al riesgo de presiones al alza en la estabilidad de precios".

Si bien ha eludido apuntar cuándo el BCE dejará de usar instrumentos de política monetaria no convencionales, Draghi recordó que son "temporales por naturaleza". Además de préstamos a uno y tres años (las subastas anteriormente citadas), en 2010 también puso en marcha un programa de compras de deuda pública de países en dificultades, que han inundado el balance del BCE de títulos irlandeses, portugueses y griegos, en una primera fase, a los que más tarde se sumaron los españoles e italianos, amenazados de contagio.

Los analistas creen que los mercados reflejan ya el agotamiento del efecto de las últimas grandes inyecciones de liquidez practicadas por el Banco Central Europeo (BCE) a través de préstamos a tres años al 1% canalizados mediante dos subastas celebradas en diciembre y en febrero pasados. Los bancos de la eurozona captaron un billón de euros en total que, en buena medida, destinaron a la compra de títulos de deuda pública española e italiana, lo que alivió la presión de ambas primas de riesgo, que cayeron notablemente después de las intervenciones.

Draghi, por el contrario, aventuró otra explicación al resultado de la subasta del Tesoro y la subida de la prima de riesgo, no como un signo de "fragilidad" o "inquietud" de los mercados, sino como que estos están "esperando reformas" y "están pidiendo a los Gobiernos que cumplan, en términos de consolidación fiscal y reformas estructurales". En definitiva, como un síntoma de "atención de los mercados a los fundamentos económicos".

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