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El Gobierno aprueba una subida de la luz para el domingo del 7% y del 5% en el gas

El aumento de los peajes en un 21% y los recortes en los pagos de transporte y distribución permitirán ahorrar 3.147 millones

Fuente: Eurostat
Fuente: Eurostat

El recibo de la luz subirá el domingo un 7% para los consumidores domésticos acogidos a la Tarifa de Último Recurso (TUR), un 4,1% para las pequeñas y medianas empresas, un 2,78% para la mediana industria y 0,91 para la gran industria. El gas, por su parte, subirá un 5%. El ministro de Industria, José Manuel Soria, desveló esta mañana, al término del Consejo de Ministros y tras semanas de tensa espera (sobre todo para las empresas) una primera batería de medidas para hacer frente, dijo, a los desajustes que registra el sistema eléctrico y que se resumen en 24.000 millones de déficit acumulados a diciembre de 2011.

No ha habido grandes sorpresas. A la subida de tarifas para los usuarios, que supone 1.382 millones de euros de mayores ingresos para el sistema, se suman recortes en los pagos por distribución, capacidad y transporte que cobran las empresas. Este recorte suma otros 1.700 millones y se desglosa así: 688 millones de recorte en los pagos a la distribución, que suman 5.500 millones anuales; 10% de recorte (84 millones) en los pagos que reciben las empresas por tener sus centrales disponibles; 20 millones menos en los pagos a la red de REE; 60 millones de recorte en la Comisión Nacional de la Energía (CNE); 613 millones de remanente acumulado en el Instituto de Diversificación y Ahorro Energético (IDAE); 46 millones de recorte en las subvenciones al carbón (473 millones por año); 56 millones por menores pagos en la interrumpibilidad (descuentos a las empresas que aceptan desconectarse de la red en caso necesario) y 197 millones en ajustes contables.

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El Gobierno también ha adoptado medidas en el sector gasista, que acumula un "incipiente" déficit de 300 millones que se quiere atajar de raíz. Para ello, además de subir las tarifas un 5% a partir del domingo, paraliza la construcción de nuevas infraestructuras (plantas de regasificación, almacenamiento y gasoductos).

Las medidas adoptadas, recogidas en órdenes ministeriales enviadas a la CNE hoy mismo, irán seguidas, en las próximas semanas, por una revisión más profunda del funcionamiento del sistema energético, según anunció Soria. Tanto el titular de Industria, como la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santa María, destacaron que con las decisiones de subidas y de recortes adoptadas, se reparten los esfuerzos de forma equitativa. Para apuntalar la idea, construida sobre bases un tanto endebles, Soria añadió que, de haber recaído todo el esfuerzo sobre los consumidores, la subida de las tarifas eléctricas en abril habría tenido que llegar al 40%.

Y sin embargo, el peso más importe recae sobre las espaldas de los consumidores. Se entiende si se observa el proceso de fijación de tarifas. El recibo de la luz, como explicó Soria, está compuesto de dos mitades: el precio de la energía (que se decide en subasta trimestral) y los peajes que aprueba el Gobierno. En la última subasta, el precio de la energía cayó un 7,1%. Por esa razón, para subir el porcentaje final del 7%, los peajes (la mitad del recibo que no es energía) han subido un 21%. Es un porcentaje que han solicitado repetidamente las empresas apoyándose en informes de consultores y todo tipo de estudios. Así pues, el reparto de esfuerzos es solo aparentemente equilibrado. Sufre el consumidor doméstico que paga, además, uno de los recibos más caros de la UE debido a que la factura eléctrica es, en más del 50%, un cajón lleno de impuestos.

A Soria, los autos del Supremo, cuestionando el pacto de congelación de tarifas alcanzado entre PP y PSOE en junio de 2011, le han venido bien. No solo para justificar la fuerte subida (21%) de los peajes regulados, sino para ganar tiempo en el diseño de una reforma que tiene más que inquietas a las empresas. Éstas acusan al Ministerio de haber roto todos los puentes de diálogo con el sector. Tras su temor está el miedo visceral a que la verdadera reforma, esa que el ministro anunció para dentro de unas semanas, toque núcleo del negocio: las centrales nucleares y las hidroeléctricas, sobre las que se cierne la sombra de nuevos impuestos, al estilo italiano.

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