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Fusiones y más fusiones hasta que se reabra el grifo del crédito

Las cuatro leyes diferentes pueden crear más entidades sistémicas

Desde 2009 el Ejecutivo ha utilizado cuatro reales decretos para solventar un sistema financiero que empezó la crisis como un campeón “de la Champions League”, según el expresidente Zapatero y, cuatro años después, es el mayor problema de la economía española porque no concede créditos y porque no tiene crédito en los mercados internacionales.

Los expertos reconocen que la transformación del sistema financiero español es enorme y solo es comparable a lo que ha ocurrido en Estados Unidos. De las 50 entidades (entre cajas y bancos relevantes) que afrontaron la crisis en 2009, hoy quedan 14. En Francia, Alemania e Italia no ha ocurrido nada similar. En parte, esta mutación también se debe a que España arrancó con unas cajas de ahorros especialmente vulnerables para una crisis de liquidez ya que se endeudaron de forma desproporcionada en los mercados mayoristas internacionales para financiar la burbuja. Cuando llegó la desconfianza, los inversores dudaron de las cajas que tenían un deficiente gobierno corporativo (por la injerencia política y por la escasa formación profesional, en algunos casos) y una confusa estructura de propiedad.

En junio de 2009 el Gobierno creó el fondo de rescate, denominado Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB), que pronto se mostró insuficiente para atajar la magnitud de la crisis. Un año después, en julio de 2010, cambió el régimen jurídico de las cajas para que se convirtieran en bancos y quitarles el poder de veto de las Comunidades Autónomas, un gran freno para la actuación del Banco de España. Ese año se crearon los grandes grupos actuales, muchos de ellos por criterios políticos (CatalunyaCaixa, Novagalicia, Unnim, Bankia, Caja España-Duero) que ahora están nacionalizadas o representan un problema para el sistema. Estos horrores y errores se cometieron con el beneplácito de Bruselas y la no oposición manifiesta del Banco de España.

La obsesión de los políticos era que cada autonomía tuviera una caja y, por parte del supervisor, que se incrementara el tamaño medio de las entidades. Lo mejor de este proceso es que sirvió para echar a algunos de los malos gestores, pero también se crearon pequeños monstruos sin futuro.

En febrero de 2011 se intentó atajar la acusación internacional de que las cajas eran débiles por su falta de capital. El real decreto estableció el “capital principal” e incentivó la salida a Bolsa. La desconfianza continuó y el crédito seguía desaparecido, así que el nuevo Gobierno del PP se estrenó con la cuarta reforma legal. Su objetivo es el saneamiento de los activos inmobiliarios, otra de las grandes dudas de los mercados.

Esta norma ha sido la puntilla para algunos grupos fusionados, como el de Banca Cívica, entre otros. De nuevo se han fomentado las fusiones para crear grandes entidades, pero los gigantes no siempre están sanos. Incluso, como apunta Íñigo Vega, analista de la firma Cheuvreux, “se da la paradoja de que se está favoreciendo la creación de nuevas entidades sistémicas que, al inicio de la crisis, fueron criticadas por su dificultad para ser rescatadas”. Las cuatro reformas tendrán éxito si regresa el crédito, algo que no se espera en 2012.

El Gobierno

El Gobierno pretende "acelerar" las fusiones en el sistema financiero, según ha reiterado el ministro de Economía, Luis De Guindos, que ha tildado de "positiva" la adquisición de Banca Cívica por parte de CaixaBank y "beneficiosa para todas las partes". Preguntado por si Bankia, CatalunyaCaixa o Novagalicia pueden continuar en solitario o fusionarse con otras, De Guindos ha dicho: "Es fundamental acelerar el proceso de fusiones (en el sistema financiero español), de reunificación de las diferentes entidades. Creo que vamos a ir viendo en las próximas semanas como eso va ocurriendo".

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