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Tribuna
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El juego de los porcentajes

A los políticos les gustan los porcentajes, no los números absolutos

Durante el último mes hemos estado bailando con datos económicos de crecimiento (más bien decrecimiento) de la economía y con los datos del déficit público. El Gobierno, viernes tras viernes, nos va obsequiando con información parcial que poco a poco desvela el puzle de los datos económicos y financieros de 2011 y de los previstos para 2012. Puede que el Gobierno haya aportado ya la información completa a la Comisión Europea, pero en España nos tenemos que conformar, de momento, con algunas pinceladas.

 Por otra parte, me pregunto por qué a los políticos les gustan tanto los porcentajes y tan poco los números absolutos. Mi sospecha es que los porcentajes son más fáciles de recordar y mencionar. Además, son también más difíciles de rebatir, porque como es bien sabido encierran al menos dos variables con las que jugar: el numerador y el denominador. Por ejemplo, al hablar del déficit de las Administraciones Públicas —normalmente conocido como déficit público— previsto para 2012, el Gobierno adelantó el objetivo del 5,8% del PIB para 2012, corrigiendo el objetivo anterior del 4,4% pero la Comisión Europea, aunque acepta la rebaja por las condiciones excepcionales del momento, recomienda el 5,3% del PIB. Pues bien, aceptando este porcentaje, el Gobierno deberá estimar la magnitud del déficit en términos monetarios (en millones de euros) y deberá estimar no solo la evolución de los ingresos y de los gastos públicos en 2012 (cuya diferencia compondría el numerador), sino también el PIB monetario que implica estimar el crecimiento real que ya ha estimado en el -1,7% y también el crecimiento de los precios implícitos en el PIB (inflación).

Por tanto, para alcanzar el compromiso adquirido, de momento tiene que recortar los gastos presupuestados y/o incrementar los ingresos; es decir, subir algunos impuestos. No olvidemos que dentro de los gastos se incluyen los esfuerzos que hagan las Comunidades Autónomas para cumplir su compromiso (-1,5% del PIB). Pero la ratio déficit sobre PIB, va a depender también de cómo evolucione el decrecimiento del PIB y la evolución de los precios. Por eso, de momento y hasta que se presenten todas las cifras del Presupuesto de 2012, solo se habla de porcentajes.

En cualquier caso, las variables son muchas y las certezas ninguna, porque en todo caso hablamos de previsiones.

Analicemos los datos que tenemos hasta ahora:

Tarde o temprano, el Gobierno

El PIB monetario provisional ofrecido por el INE para 2011 ha sido de 1.073.383 millones de euros. La previsión de 2012 podría fijarse en una cifra parecida (con un crecimiento de los precios del 1,7% que compense la caída del PIB real prevista), pero el Gobierno también es muy cauto en esto y estima un crecimiento de los precios muy moderado del 0,9%. Con las previsiones del Gobierno, el PIB monetario sería de 1.073.705 millones de euros. Si se acepta el objetivo de déficit señalado por la Comisión Europea, del 5,3% del PIB, la cifra ascendería a 53.106 millones de euros, que comparado con los 91.344 millones estimados para 2011, supone un recorte de 38.288 millones (equivalente a 3,5 puntos del PIB).

Para aumentar los ingresos, con sus propias previsiones de caída del consumo en un 2% (-4% real y 2% del IPC), es difícil contar con más recaudación del IVA, y con la reducción de empleo prevista y la mala marcha de los negocios, tampoco podrá aumentar la recaudación del IRPF ni del Impuesto de Sociedades. Pueden imaginar algún nuevo impuesto (transacciones financieras, fuel de los coches...), pero tarde o temprano, dependiendo de la evolución de la economía, tendrán que aumentar el tipo del IVA, impuesto en el que tenemos todavía algún recorrido diferencial con los países del euro

En cuanto a los gastos, las decisiones son difíciles. Tanto el Estado como las Comunidades Autónomas ya han anunciado recortes en el sector público empresarial, ya sea suprimiendo entes o reduciendo la participación pública en algunas de ellos. El Gobierno ha anunciado un recorte del 12,5% en los gastos ministeriales sin dar detalles. En principio, se considera necesario mantener los aspectos fundamentales del Estado de bienestar. Aunque se mencionan como fundamentales la educación y la sanidad, de momento lo único que explícitamente se excluye de los recortes son las pensiones, además de ciertos gastos ineludibles, como el pago de intereses de la deuda (superiores a los del año anterior) y la aportación a la UE.

Está en discusión la financiación de la sanidad, que en este momento parece insostenible. No conocemos los datos de las transferencias del Estado a las Comunidades Autónomas para 2012, pero alguna, como Cataluña, han tomado la iniciativa incrementando los ingresos con un sobrepago de las recetas médicas. Si el sistema actual de financiación es ciertamente insostenible, el tema exige una reflexión conjunta del Estado y las Comunidades. Es necesario solucionarlo y sería conveniente que no se tomen medidas por separado, generando diferencias entre Comunidades que serían difíciles de corregir en el futuro. En último extremo, si alguna se ve incapaz de continuar con esa responsabilidad podría llegar el caso de devolverla al Estado, de donde quizás no debería haber sido transferida.

Carmen Alcaide es analista y expresidenta del Instituto Nacional de Estadística (INE).

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