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REESTRUCTURACIÓN BANCARIA

Unicaja pide que Caja España cree un banco malo para aceptar la fusión

La caja andaluza asumiría los activos buenos y el Estado aceptaría el ladrillo La operación depende del visto bueno de Bruselas

El presidente de Unicaja, Braulio Medel, en 2009.
El presidente de Unicaja, Braulio Medel, en 2009.GARCÍA-SANTOS

La solución a la fusión de Unicaja con Caja España-Duero no va a ser fácil ni limpia. Si no se ayuda a la entidad malagueña, rechazará la operación y la entidad castellanoleonesa deberá ser intervenida. Esta situación supondría un trago amargo para el Gobierno, que deberá contar a Bruselas que la reestructuración financiera continúa con dificultades después de tres años de proceso abierto. Tampoco los mercados lo entenderían bien, con el peligro de que subiera la prima de riesgo.

Pero si, por el contrario, Unicaja recibe ayudas públicas (o del sector) por Caja España sin participar en una subasta, tal y como está estipulado, podría ser acusada de favoritismo por sus competidores. Tampoco se puede llevar a subasta a Caja España porque previamente debería ser intervenida. Es decir, se tendría que asumir un fracaso en el proceso.

¿Cómo solucionar este círculo cuadrado? Braulio Medel, presidente de Unicaja, ha propuesto al Banco de España y al Ministerio de Economía que Caja España reciba una inyección de unos 1.000 millones antes de integrarse. Según otras fuentes del mercado, esta cifra podría elevarse hasta 1.500 millones. Hasta ahora, las ayudas se han canalizado cuando ha habido fusiones, pero en este caso se concederían a una entidad que ya existe. Primer problema.

Si la UE estima que no se devolverán las ayudas, elevaría el déficit público

En cualquier caso, este dinero iría al banco malo de Caja España y serviría para sanear todos los activos inmobiliarios dañados. Esta entidad no participaría en la fusión y así se crearía el primer banco malo con soporte público o del sector. Como Caja España recibió ya 562 millones del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB) en 2010, la entidad acumularía unos 1.600 millones de ayudas.

¿Cómo devolvería este dinero? Aquí está una de las claves y de los escollos de la operación. Unicaja cedería al banco malo de Caja España el 30% de las acciones de la entidad buena, es decir, la fusionada, como pago de los activos saneados con los que se quedaría. Con los dividendos del banco bueno se debería retribuir el capital recibido. La factura ascendería a unos 150 millones de intereses anuales y, además, el capital principal recibido. “Los números no salen. Es muy difícil que su participación en Unicaja sea tan rentable y es un agravio comparativo”, señalan algunas fuentes del mercado. Otras no son tan pesimistas y aseguran que el plan es viable.

El respaldo podría ser entendido en el sector como un acto de favoritismo

Con este proyecto, Unicaja se quedaría con unos 40.000 millones de activos de la entidad castellanoleonesa. Unidos a los 35.000 millones suyos, formaría un grupo de 75.000 millones. Medel conseguiría tener una entidad de tamaño considerable saneada y liberaría al sistema de un problema.

Ahora la pelota está en el tejado de Bruselas, que está analizando los números. Si la Unión Europea considera que no es posible que devuelva el dinero a un tipo de interés entre el 8% y el 10%, no autorizará la operación. También podría permitirla, pero considerarla como “ayuda de Estado”, en cuyo caso apuntaría al déficit del Estado todo lo que se inyectara en Caja España. Esto no sería aceptable para el Gobierno porque no puede admitir incrementos de déficit. Por supuesto, la operación también está bajo la lupa del Banco de España y finalmente, del Ministerio de Economía, que también dará su opinión.

Además, hay otros dos inconvenientes. Hasta ahora, el dinero público transferido a las entidades no podía superar el 2% o el 2,5% de los activos ponderados por riesgo (APR). Si se inyectaran unos 1.000 millones al Banco de Caja España, se estaría colocando alrededor del 6% de los activos de riesgo. Es una cantidad que se negó a un grupo de cajas de ahorros en el pasado y que, si la hubieran recibido, hubieran continuado en solitario sin fusiones y no habrían terminado subsumidas en otros grupos.

Otro de los inconvenientes de este sistema es que, si se utiliza dinero del FROB, se acabaría con el argumento del Gobierno de que no se destinará “ni un euro en ayudas del Estado a la banca”.

¿Qué pasaría si Caja España no puede devolver el dinero recibido? En ese caso, el FROB (o el Fondo de Garantía de Depósitos) convertiría en acciones las ayudas y se quedaría como accionista de Unicaja con el 30%. Ese sería el mal menor que acepta Medel. Puede que Unicaja tenga más opciones. El sector está pendiente de esta fusión desde hace ocho meses.

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Sobre la firma

Íñigo de Barrón
Es corresponsal financiero de EL PAÍS y lleva casi dos décadas cubriendo la evolución del sistema bancario y las crisis que lo han transformado. Es autor de El hundimiento de la banca y en su cuenta de Twitter afirma que "saber de economía hace más fuertes a los ciudadanos". Antes trabajó en Expansión, Actualidad Económica, Europa Press y Deia.

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