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Fitch hunde a Grecia en el bono basura

La agencia de calificación responde con una nueva rebaja al acuerdo con los acreedores

El País

La agencia de calificación Fitch ha recortado en dos escalones la nota de solvencia de Grecia tras el acuerdo de la UE para su segundo rescate y que incorpora a los acreedores privados. Según ha comentado esta sociedad en un comunicado, el rating de la deuda del país mediterráneo pasa de CCC a C, lo que supone que hunde su calificación en el bono basura, un nivel solo apto para especuladores. De hecho, la nueva nota es la penúltima de la lista de esta agencia sin tener en cuenta los pasos intermedios, lo que supone que la deja a un paso del impago efectivo.

"La calificación de Bonos del Gobierno Griego (GGB) afectados por el canje, incluidos aquellos reestructurados bajo las CAC (...) será también reducida a D (de impago) en su momento", añade el comunicado de Fitch que, con esta opinión, se suma a sus colegas de Standard & Poor's, que a finales de enero daba por hecho que la quita iba a suponer un impago.

 La banca deberá arrimar más el hombro de lo que esperaba en la reestructuración "voluntaria" de la deuda de Grecia. La quita asciende a un 53,5% del valor nominal, algo superior a lo previsto, y conducirá a una reducción de más de 100.000 millones del endeudamiento de Grecia. Al final, el sector financiero deberá rascarse el bolsillo: esas cifras suponen renunciar a un 75% del valor teórico actual de las inversiones en bonos griegos, al quedarse con deuda a plazos más largos e intereses más bajos.

Esta especie de suspensión de pagos pactada y encubierta, que debe formalizarse en los próximos días, es una pieza clave en los planes de Bruselas para reconducir la deuda pública griega a niveles sostenibles. Se espera una alta aceptación por parte de la gran banca, pero por si acaso Grecia aprobará con efecto retroactivo las denominadas cláusulas de acción colectiva, que obligarían a todos los inversores, voluntariamente o no, a acudir al canje de deuda: con ello, lo lógico es que en algunos casos se activen los seguros de impago contra la deuda (los bautizados como credit default swaps, o CDS). Ese era uno de los grandes temores, hace unos meses, al poner en marcha el efecto contagio en el sector financiero.

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Satisfacción pese a todo

Y aun así la banca parece satisfecha. El Instituto de Finanzas Internacionales (IIF), que representa a los grandes bancos y ha negociado en su nombre la quita de deuda griega, avaló el acuerdo alcanzado en Bruselas, más exigente para los inversores privados. "Si concluye con éxito, el canje de bonos será la mayor reestructuración de deuda soberana de la historia y podría llevar a la reducción de 107.000 millones de euros de la deuda griega", señaló en un comunicado el IIF, que dirige Charles Dallara.

La propuesta de Grecia incluirá cupones "muy por debajo" de los habituales en el mercado, por lo que mejorará aún más la sostenibilidad de la deuda griega, señaló Dallara. Los nuevos bonos pagarán un tipo de interés del 2% de 2012 a 2015, del 3% de 2015 a 2020 y del 4,3% de 2020 a 2042. Los analistas consideran que intereses mayores hubieran impedido a Grecia volver al crecimiento. Pero el acuerdo es una especie de laberinto: por cada bono griego se condonará el 53,5% del importe principal; el 31,5% será canjeado por nuevos bonos griegos con vencimientos de entre 11 y 30 años, y el restante 15% serán títulos emitidos por el Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF) con un vencimiento de 24 meses.

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