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La economía europea recae con cinco países del euro en recesión

El PIB de los países de la moneda única cae un 0,3% en el cuatro trimestre del año pasado Grecia, Portugal, Italia, Holanda y Bélgica llevan dos trimestres en negativo La mitad de los 17 países de la Unión Monetaria registran tasas negativas de crecimiento

Andreu Missé

La aparición de una segunda recesión, tras la sufrida en 2009, ha tomado cuerpo ya en al menos cinco países de la zona euro. Según la oficina estadística de la UE, la economía europea y la de la zona euro se contrajeron el 0,3%, durante el cuarto trimestre del año pasado respecto a los tres meses anteriores, con la crisis de la deuda y la oleada de recortes como principales causas. El crecimiento respecto al mismo trimestre del año anterior fue 0,7% en la zona euro y del 0,9% en la Unión Europea.

Bélgica, Italia y Holanda confirmaron su entrada en recesión en el último trimestre del pasado año y se sumaron a Grecia y Portugal, que se encontraban ya anclados en una sostenida reducción de su actividad. Fuera de la zona euro, también la República Checa entró en recesión a finales del año pasado, según los datos anunciados por Eurostat. Otros muchos países, entre ellos Reino Unido, Alemania y España, vieron caer la actividad en el cuarto trimestre del año pasado. De hecho, de aquellos que hay cifras disponibles, la economía solo creció en cinco: Francia, Bulgaria, Hungría, Letonia y Eslovaquia.

El declive europeo contrasta con la recuperación experimentada por Estados Unidos, que creció un 0,7% durante el último trimestre del año con una política claramente expansiva.

La contracción europea acusa el impacto de las medidas de ajuste aplicadas en la mayoría de países, a pesar de que la destrucción de empleo y el aumento del paro no cesan de crecer en Europa, con 23,8 millones de desempleados. Philip White, investigador senior del Centre for European Reform (CER) encuentra lógico lo que está sucediendo: “Si todo el mundo se está desendeudando y la política fiscal se está endureciendo, con este trasfondo entonces nadie gasta”. “Ha habido”, añadió, “un cambio radical en énfasis desde la austeridad al crecimiento en muchos países de Europa, pero no he detectado mucho cambio en el pensamiento alemán”.

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Las caídas de actividad más profundas se registraron en Portugal y Grecia, con una contracción interanual del 7% y del 2,7%, respectivamente. El vicepresidente de la Comisión Europea y comisario de Asuntos Económicos, Olli Rehn, ya había advertido a finales de enero que “varios elementos apuntan a una recesión moderada al menos durante el primer trimestre año”, y pronosticó que la recuperación del crecimiento “quedará pospuesta a la segunda mitad del año”.

Aunque la reducción de la actividad económica es menos severa que la temida por algunos economistas que esperaban unos peores resultados, lo cierto es que los datos de ayer son peores que las últimas previsiones de la Comisión, que había pronosticado una caída de solo el 0,1% para el último trimestre de 2011. La situación habría sido peor de no ser por la resistencia de la economía francesa, la segunda de la zona euro, que creció el 0,2%. El buen comportamiento de Francia no pudo compensar el retroceso de Alemania, la locomotora europea, que experimentó una contracción del 0,2%.

En España, otra recesión

EL PAÍS

La economía española fue la última, entre los países avanzados, en desembarazarse de la Gran Recesión. El débil crecimiento que atesoró en 2010 y buena parte de 2011 no da para catalogar como recuperación lo que vino después. Ni dio para frenar la destrucción de empleo. Ahora, España encara la recaída en una situación muy precaria.

Está previsto que el Instituto Nacional de Estadística detalle hoy por qué el PIB decreció un 0,3% entre octubre y diciembre, el mismo retroceso trimestral que ha experimentado la zona euro. En lo que hay poco debate en el caso español es sobre si habrá, al menos, dos trimestres consecutivos con el PIB en marcha atrás, la definición más extendida de recesión.

El propio Gobierno cree que la recaída se extenderá hasta junio. Eso, si se mide en términos de crecimiento. Si el rasero es el empleo, no hay recaída, sino caída sin freno. Desde 2008 hasta ahora, se han destruido 2,7 millones de puestos de trabajo. A falta de las previsiones del Ejecutivo, retrasadas hasta finales de mes, el Banco de España cree que se perderán al menos otro medio millón de empleos, en parte por los efectos del ajuste presupuestario.

El informe anual sobre crecimiento elaborado por la Comisión Europea fue analizado y debatido por el pleno del Parlamento Europeo, en una sesión en la que la mayoría de las intervenciones admitieron la necesidad de ejercer un control de los gastos presupuestarios, pero pidieron un mayor esfuerzo para estimular el crecimiento y el empleo y luchar contra la pobreza.

Jean Paul Gauzès, eurodiputado del Partido Popular Europeo, (PPE), ponente del informe, pidió que “los Estados miembros implementen las reformas estructurales a las que se han comprometido”, para evitar que “estas reformas políticas no se conviertan en letra muerta”. Por su parte, la eurodiputada socialista Pervenche Berès, ponente del informe sobre empleo, señaló que los miembros de la Eurocámara quieren alcanzar un acuerdo equilibrado entre la Estrategia EU 2000, sobre crecimiento y el Pacto de Estabilidad, cuya prioridad es el control de las cuentas públicas de déficit y deuda. Berès lamentó que “los Estados miembros están actualmente poniendo más énfasis en el Pacto de Estabilidad en detrimento del crecimiento y de la inversión”. Igualmente expresó su preocupación la eurodiputada de los Verdes, Marije Cornelissen, también ponente del informe sobre empleo, quien manifestó que “hay una fricción entre la política fiscal y la política de empleo por lo que tenemos que asegurar más la coherencia entre ambas”.

Todas las resoluciones aprobadas ayer en el Parlamento Europeo coinciden en que las medidas sobre el presupuesto, el crecimiento y el empleo deben tomarse conjuntamente.

En la cumbre europea del pasado 30 de enero se acordó lanzar una estrategia para hacer frente al incesante aumento del número de desempleados y el panorama de recesión que planeaba sobre varios países. Sin embargo, las propuestas despertaron muy poca confianza por la falta de recursos. El dinero disponible fue el de los fondos comunitarios ya aprobados para el periodo 2007-2013, no adjudicado todavía, al que se cambiaría el destino en la medida de lo posible. El dinero pendiente suma unos 82.000 millones de los que una cuarta parte corresponden al Fondo Social Europeo (unos 4.000 millones para España). El impacto de la medida será sin embargo, muy reducido, al tratarse del mismo dinero con que los Estados ya contaban en diferentes programas.

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