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FORO DE DAVOS

Roubini: "España entrará en un círculo vicioso si Alemania pide más recortes"

Merkel reclama "más Europa", pero los gurús de Davos critican el pacto fiscal

Claudi Pérez
Nouriel Roubini en Davos
Nouriel Roubini en DavosERIC PIERMONT (AFP)

Los europeos vienen de Venus; los estadounidenses, de Marte. El poder de Europa es blando, líquido, mientras que el americano es duro, aguerrido, belicoso. Casi cinco largos años y miles de millones de euros después, la Gran Recesión sigue viva y coleando, y sus respuestas a ambos lados del Atántico, más dispares que nunca, se ajustan a esos lugares comunes: Obama ataca ese monstruo de varias cabezas que es la crisis con estímulos fiscales y anuncia una campaña presidencial dura, en la que se ofrece como el candidato de la clase media. Y Merkel, la nueva dama de hierro europea, afronta también unas elecciones próximamente, aunque aquí son los mercados quienes escrutan a diario sus recetas anticrisis, marcadas a fuego por la sobria austeridad alemana y por una gestión muy deficiente del incendio fiscal.

El poder se desplaza irremisiblemente hacia Oriente, pero el acierto en las estrategias de salida de la crisis marcará la intensidad de la debilidad europea y estadounidense. Davos ejerció ayer como árbitro en esa batalla. El resultado: combate nulo. La primera jornada del Foro Económico Mundial pegó con dureza a diestro y siniestro, a Europa y a Estados Unidos, a Merkel y a Obama.

La canciller alemana inauguró la edición de 2012 de la cumbre con un mensaje claro: "Más Europa". Nada menos. Y nada más: frente a las informaciones que apuestan a que Berlín abrirá la mano en el fondo de rescate para fijar un cortafuegos contundente que mitigue la crisis de deuda, Merkel abogó por cumplir a rajatabla los deberes -la consabida austeridad, los recortes, las reformas- y no hizo un solo guiño a lo que todo el mundo le pide: más dinero y que mire para otro lado en lo relativo al Banco Central Europeo (BCE).

Cosechó aplausos, pero solo los de rigor: unas horas antes dos de los príncipes de Davos, George Soros y Nouriel Roubini, habían cargado con dureza contra el liderazgo alemán, que empieza a hacer daño en el sur (dura recesión en Grecia, problemas para Italia y España) y que castiga incluso en el centro, como demuestran las retiradas de la máxima nota de solvencia a Francia y Austria o el estancamiento de la propia Alemania.

“Berlín actúa como un capataz que disciplina”, dice George Soros

Davos tiene su particular repertorio de clásicos: el gurú Roubini, que hizo fortuna al vaticinar la Gran Recesión cuando nadie la veía venir, dejó un recado para España en el buzón de Merkel: "España y la periferia de Europa entrarán en un círculo vicioso si Alemania sigue imponiendo recortes", aseguró. "Europa está haciendo exactamente lo que se necesita para entrar en recesión: austeridad en la periferia, pero también en países con margen de maniobra como Alemania, Francia, Holanda, Finlandia.

La canciller no hizo guiños al refuerzo del fondo de rescate que le piden

Incluso el FMI viene diciendo que si todo el mundo hace eso a la vez el resultado será una recesión global. Europa debería empezar a hablar de crecimiento. Pero de eso no hay nada. Alemania no está por la labor. Lo que vamos a ver a partir de ahora es un malestar social creciente", advirtió.

El multimillonario y filántropo Soros atacó por el mismo flanco. "Europa lo hace todo mal. En especial Alemania, que actúa como capataz imponiendo disciplina. La austeridad alemana está creando tensiones que podrían romper la UE y pueden acabar generando una espiral deflacionista", dijo. "En España se ve lo rápido que la austeridad frena la economía e imposibilita el cumplimento de los objetivos de déficit", añadió Jim O'Neill, de Goldman Sachs

El río también baja revuelto en EE UU. El candidato mejor colocado para disputarle la presidencia a Obama, el multimillonario Mitt Romney, paga el 13,9% de impuestos (15 puntos menos que la media), y por ahí el líder demócrata ha encontrado un filón: " Es hora de aplicar las mismas reglas de arriba a abajo".

Los asistentes a Davos son claramente de arriba. Su reacción no se hizo esperar: en el foro siempre hay un puñado de multimillonarios dispuestos a hablar de desigualdad y filantropía, pero ayer se vio una versión diferente del Hombre de Davos. "El problema de EE UU no es la distribución de la renta" (Klaus Kleinfeld, presidente de Alcoa). "No entiendo el discurso de Obama: no importa dónde se genera el empleo, sino que se creen puestos de trabajo" (Patricia Woerz, presidenta de la multinacional ADM, a raíz del anuncio de Obama de castigar a las empresas que se lleven los empleos a países con mano de obra más barata).

Pero la gran historia del día la protagonizó David Rubenstein, fundador de Carlyle, uno de los grandes fondos de capital riesgo. "Romney no debería ser criticado: paga todos sus impuestos", dijo en una sesión para ganarse una sonora salva de aplausos. "Cambien la ley y pagará más", destacó, obviando que el sector financiero ha gastado dinero a espuertas en labores de lobby para conseguir esas rebajas. Rubenstein, por cierto, se repartió 413 millones de dólares en 2011 con los otros dos fundadores de Carlyle. En fin, cosas de Davos.

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Sobre la firma

Claudi Pérez
Director adjunto de EL PAÍS. Excorresponsal político y económico, exredactor jefe de política nacional, excorresponsal en Bruselas durante toda la crisis del euro y anteriormente especialista en asuntos económicos internacionales. Premio Salvador de Madariaga. Madrid, y antes Bruselas, y aún antes Barcelona.

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