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Uno de los jefes del BCE aboga por empezar a pensar en subir los tipos

El alemán Stark advierte de que prorrogar en exceso la medida tiene riesgos para la economía y la estabilidad de precios

El economista jefe del Banco Central Europeo (BCE), el alemán Jürgen Stark, considera que la entidad monetaria europea debería empezar a pensar en subir los tipos de interés para evitar que suba la inflación a medio plazo. En una entrevista con la revista Emerging Markets, Stark asegura que el banco europeo "debería comenzar a pensar en subidas de los tipos de interés".

Stark, conocido por ser un halcón en el seno del BCE, calificativo con el que se describe a los economistas extremos y rigurosos contra la subida de los precios, ha advertido de que el mantenimiento demasiado tiempo de una política monetaria acomodaticia tiene riesgos para la economía y la estabilidad de precios a medio plazo.

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Con estas palabras, el economista se aleja de las declaraciones y el mensaje transmitido el pasado jueves por el presidente de la entidad, Jean-Claude Trichet, en nombre del consejo de gobierno del BCE. Trichet aseguró que el actual nivel de los tipos de interés, en el 1%, y el suministro de liquidez a los bancos son adecuados. Los argumentos del economista alemán parten de que aunque la aplicación de medidas extraordinarias aprobadas para hacer frente a la crisis financiera y económica ha sido positiva, hay que limitar los posibles desequilibrios o excesos que generaría una excesiva prolongación de estas muletas.

Compra mínima de bonos

Aunque, según los expertos no se espera una subida de tipos a corto plazo, el BCE ya está preparando la retirada de las principales medidas de respaldo a la recuperación. Dentro de las acciones de apoyo se incluye la compra de bonos soberanos de los países de la Unión Monetaria, aunque la ha reducido a mínimos. Según ha anunciado hoy el instituto emisor, los bancos centrales de la eurozona solo adquirieron durante la semana pasada nueve millones de euros de deuda, la cantidad más baja hasta la fecha junto a la segunda de agosto.

Aunque la cifra publicada hoy, que ha coincidido con la primera jornada sin algunas facilidades de crédito a los bancos comerciales de la eurozona; se aleja, y mucho, de los casi 1.400 millones que compró hace dos semanas, el volumen total de deuda adquirida a instancias del BCE se mantiene alto con 63.500 millones. Esta cantidad extra de liquidez será retirada mañana del mercado para evitar presiones inflacionistas, tal y como la institución viene haciendo desde que puso en marcha la compra de bonos en pleno desbordamiento de la crisis de déficit de Grecia en mayo.

Sin embargo, el alivio de las tensiones sobre el mercado de deuda soberana desde entonces, aunque Irlanda ha seguido propinando algún que otro susto, ha llevado al BCE a reducir progresivamente la práctica de la compra de bonos. En cualquier caso, la mantendrá activa, como mínimo, hasta final de año pese a las críticas de Alemania. En opinión del Ejecutivo de Angela Merkel, la medida alienta el llamado riesgo moral. Es decir, incita a los países con déficits excesivos a no cumplir con los requisitos de sostenibilidad fiscal ya que al ser conscientes de que cuentan con red de seguridad no cumplen con los objetivos marcados.

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