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La pugna por Vivo

Moderado castigo a la ruptura entre Telefónica y PT

La portuguesa cierra con un recorte del 0,73% tras llegar a caer un 3%. -La lusa vale en Bolsa menos de los 7.150 millones que ofrecía Telefónica por Vivo

Los inversores han recibido negativamente el final de las negociaciones entre Telefónica y Portugal Telecom (PT) sobre Vivo. Las acciones de la compañía lusa han llegado a caer un 3%, después de que el viernes Telefónica se negase a ampliar el periodo de su oferta de 7.150 millones por la parte de PT en Vivo, aunque han moderado estos descensos a medida que avanzaba la jornada y, al final, han cerrado con un descenso del 0,73%.

Los títulos del operador español, por su parte, han transitado durante la mayor parte de la jornada en verde tras un arranque en el que han llegado a caer un 1%. No obstante, se han dado la vuelta en línea con el conjunto del mercado por la tarde y, a al final de la sesión, se han dejado un 0,25%.

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El consejo de PT había pedido que se ampliase el plazo hasta el 28 de julio para seguir negociando, pero Telefónica recordó que su oferta había expirado en la medianoche del 16 de julio, hora de Lisboa. Con la caída en Bolsa de hoy, la capitalización bursátil de PT se sitúa en el mismo nivel de los 7.150 millones que ofrecía Telefónica por su parte en Vivo (7.155 millones).

Ahora se abre un panorama incierto para ambas compañías. Los accionistas de PT habían aprobado mayoritariamente (con el respaldo del 41% del capital en una junta en la que acudió el 62%) aceptar la oferta el 30 de junio, pero el Gobierno portugués vetó la operación haciendo uso de su ilegal acción de oro.

El resultado provisional es que PT ha dejado pasar una oferta que suponía un valor para Vivo que los gestores de la portuguesa no pueden garantizar que obtendrán por su cuenta. Para Telefónica, sigue sin resolverse su problema estratégico en Vivo.

Ahora se abren al menos tres posibles escenarios. Uno es el de retomar de modo más sigiloso y discreto las negociaciones en busca de un acuerdo, de modo que haya una menor presión hasta que se llegue a un pacto. Otro es el de mantener la situación actual, tratando de restañar las heridas y la convivencia entre los dos socios, lo que parece difícil. El tercer camino es el del enfrentamiento abierto. Telefónica puede instar un arbitraje en Ámsterdam bajo las reglas de la parisina Cámara de Comercio Internacional para intentar disolver Brasilcel.

El problema para Telefónica es que el acuerdo de accionistas firmado en 2005 sólo contempla la ruptura de mutuo acuerdo entre los socios. Y, más aún, las reglas de liquidación de Brasilcel, la sociedad al 50% con la que ambos socios controlan Vivo, contemplan un reparto de activos para ese supuesto, lo que implicaría romper la operadora brasileña. En el acuerdo en vigor, esa parte es confidencial, pero en el inicial se preveía que cada uno de los socios recuperase las posesiones que aportó a Vivo. No está claro que eso siga en vigor, dado el grado de integración actual de Vivo, pero sería muy negativo para Telefónica, ya que fue PT la que aportó Telesp Celular, la más valiosa de las compañías y la que permitiría a Telefónica lograr más sinergias en la fusión con su operadora de telefonía fija.

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