_
_
_
_
_

¿Podría hundirse así la Bolsa en España?

El parqué nacional cuenta con sistemas de control para evitar movimientos especulativos como el que ha hundido el mercado estadounidense

Un programa informático preparado para operar en bolsa de manera autómata saca millones de acciones de empresas a la venta y hunde su cotización. Los mecanismos de control no responden y cunde el pánico. La bolsa se desploma en cuestión de minutos. Es lo que ocurrió ayer en EE UU. Sólo la Bolsa neoyorquina reaccionó y ralentizó las operaciones de los superordenadores durante 90 segundos. No fue suficiente para evitar que las acciones de Accenture, Lear, Procter & Gamble y Philip Morris perdiesen, de golpe, todo su valor.

Este escenario difícilmente podría reproducirse en España, según expertos en el funcionamiento del mercado bursátil español. La clave es, precisamente, una criba que obliga a que las acciones de una empresa sólo puedan caer o subir poco a poco a través de los sistemas de subasta de volatilidad, que se activan automáticamente al detectar operaciones excesivas que se sitúan fuera de los rangos establecidos por la Sociedad de Bolsas.

Más información
La Comisión de Valores de EE UU investigará si los operadores aceleraron el desplome para sacar beneficio
Las máquinas se apoderan de Wall Street y provocan el pánico en el mercado

Estos rangos funcionan como límites a las variaciones de los precios y se establecen según el comportamiento histórico de cada empresa en la Bolsa. Así, si un inversor -como un programa informático- decide forzar una caída del 20% en el precio de las acciones de Telefónica, por ejemplo, la plataforma SIBE (que gestiona las operaciones dentro del mercado español) detecta una maniobra que supera el 8% permitido y detiene la cotización durante los cinco minutos que dura la subasta.

La diferencia con mercados extranjeros como el estadounidense radica en esa subasta. Lo que ocurrió ayer se debe a que las operaciones lanzadas por los ordenadores no encontraron correspondencia en el mercado, es decir, nadie quería comprar lo que ellas vendían, lo que provocó el desplome de las acciones. En España, según explican los expertos, la subasta permite a los intermediarios reaccionar ante esas operaciones. Después, el sistema ajusta automáticamente un nuevo rango a partir de la oferta y la demanda. Este sistema funciona como un colchón que amortigua el efecto de un mercado totalmente globalizado en el que se gestionan órdenes que van a todas las bolsas del mundo.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_