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Mohamed VI mandó parar dos semanas un complejo de lujo de una constructora española

Inveravante erige un lujoso centro comercial y residencial en el paseo marítimo de Casablanca.- Los trabajos se reanudarán este jueves

¿Qué disgustó al rey Mohamed VI cuando, el 4 de septiembre, pasó ante el lujoso complejo que construye en el paseo marítimo de Casablanca la promotora inmobiliaria española Inveravante? Algo debió enojar al monarca para que llamase de inmediato al gobernador de la ciudad, Mohamed Halab, para ordenarle que pare la obra. Si todo va bien se reanudará mañana jueves.

Poco después del telefonazo real a Halab las fuerzas del orden desembarcaron en el Anfaplace Living Resort, como ha sido bautizado el proyecto, para paralizar la obra que gozaba de todos los permisos legales. Desde entonces una furgoneta de la policía estacionaba permanentemente a la entrada, dos mil trabajadores estuvieron en paro técnico y la prensa marroquí especuló casi a diario sobre los motivos de esta brusca decisión.

De lo que no tuvieron dudas los rotativos marroquíes es de quién impuso la paralización. "El Rey ordena la suspensión de los trabajos", tituló, por ejemplo, a todo página el semanario satírico "Le Canard Déchaîné". Más cauto, el diario económico "L'Economiste" afirma que la medida fue tomada en "altos lugares" en alusión al palacio real.

Desde hace un año Inveravante construye, en un espacio de 93.000 metros cuadrados frente al Océano Atlántico, un complejo que incluye un centro comercial, otro de negocios, zonas de ocio y 260 pisos de lujo que se venden al astronómico precio, para Marruecos, de casi 3.000 euros el metro cuadrado. Inveravante pertenece al empresario gallego Manuel Jove, de 68 años. Jove fue presidente de Fadesa.

Diseñado por el estudio de arquitectura de Norman Foster, el proyecto supone una inversión de 2.800 millones de dirhams (255 millones de euros). Está situado junto a la mezquita Al Saud, costeada por Arabia Saudí, y a un palacio perteneciente a la familia real saudí.

"Ningún responsable está dispuesto a informar de los motivos de la suspensión" de la obra, se quejaba "L'Economiste". El periódico señaló, no obstante, que la tierra extraída y esparcida, en parte, por la calzada adyacente así como el ruido incitaron a paralizarla. Otras fuentes mencionaban posibles deficiencias de seguridad porque la obra no estaba vallada. Las autoridades y la empresa no confirmaron ni desmintieron.

La Wilaya (Gobierno Civil) de Casablanca y el Ayuntamiento pidieron a Inveravante que se comprometa por escrito, según fuentes conocedoras del proyecto, a subsanar esos fallos aparentes. Su director ejecutivo en Marruecos, Badr el Ouazzani, entregó la carta en la que, según la nota de prensa, deja claro que no ahorrará esfuerzos para que "los trabajos se desarrollen en las mejores condiciones posibles". Al poco rato recibió la luz verde para reanudar la obra.

Hace ya siete años la multinacional hotelera española Sol Meliá corrió peor suerte. No pudo terminar Paradisus, un complejo residencial en la cuidad costera de Agadir. Por culpa de sus socios marroquíes no acabó a tiempo la primera fase del proyecto. Solicitó una prórroga al primer ministro, Driss Jettou, pero éste se la denegó por lo que se vio obligada a abandonar Marruecos.

Un telegrama enviado en 2002 por la Embajada de España en Rabat al Ministerio de Asuntos Exteriores español señaló que la verdadera razón de la negativa del primer ministro se debía a la ubicación de los terrenos en los que iba a construir Sol Meliá. Eran colindantes con un palacio del rey cuya seguridad podía quedar en entredicho.

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