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Reportaje:

Davos adopta un código de austeridad

El Foro Económico Mundial reduce el boato para adaptarse al clima de crisis

Los nostálgicos echarán de menos el esplendor de otras épocas cuando el miércoles comience el Foro Económico Mundial en Davos (Suiza). Con más de 2.500 participantes procedentes de 96 países, ésta es la edición más grande de la reunión que el ingeniero mecánico y académico Klaus Schawb convocó por primera vez en 1971. La crisis, sin embargo, ha reducido el número y la calidad de las fiestas y reuniones sociales paralelas al Foro, tradicionalmente a cargo de las empresas más poderosas del mundo.

Las circunstancias no están para celebraciones. La sobriedad y el mea culpa aquejan a Davos, según el periódico británico Financial Times (FT). El Foro ha sido una tribuna para la defensa del libre mercado, el sistema capitalista y la globalización, un trébol de principios caídos en desgracia junto con sus principales defensores. Entre ellos, Lehman Brothers, el banco de inversión estadounidense que quebró en septiembre de 2008. FT apunta que esta entidad financiera acostumbraba enviar una "comitiva formidable" a Davos. El periódico afirma que también se echará de menos la opulenta reunión que John Thai preveía ofrecer hasta que, en otro episodio sangriento de la crisis, Merrill Lynch decidió prescindir de los servicios que éste ejecutivo prestaba como presidente del banco. Vikram Pandit, de Citigroup, y Howard Stringer, de Sony, son otras ausencias significativas. E inimaginables tan sólo un año atrás.

La posibilidad de codearse con los líderes políticos, sociales y corporativos está reservada a los que pueden pagar una cuota anual de 28.228 euros
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Primer síntoma de cambio

Puede que la crisis modifique el entorno lujoso de Davos, ciudad célebre por sus exclusivos hoteles y estaciones de esquí, pero el costo de la inscripción en el Foro sigue siendo el mismo. Es decir, sólo accesible a un presupuesto abultado. La posibilidad de codearse con los líderes políticos, sociales y corporativos del mundo está reservada a los que pueden pagar una cuota anual de 28.228 euros. La inscripción supone un desembolso adicional de 13.287 euros, matrícula que da derecho a asistir a las cinco jornadas que dura la conferencia, que este año inaugurará Vladimir Putin, Primer Ministro de Rusia. Otros 40 jefes de Estado han confirmado su participación.

El Foro refleja tanto el actual pesimismo de los ejecutivos, que regularmente se apropiaban de la cumbre de Davos, como los vientos favorables a la intervención del Estado en la regulación económica. Schawb ha interpretado que la extraordinaria acreditación de funcionarios y burócratas es un síntoma de que "este Foro será el lugar para que los actores clave puedan discutir esta crisis sin precedentes y, al mismo tiempo, el tipo de mundo que queremos que emerja cuando ésta termine... Vivimos una etapa de renacimiento, una llamada para transformar nuestras instituciones, nuestros sistemas y, sobre todo, nuestra manera de pensar". Un giro de austeridad es el primer síntoma de cambio en el viejo Davos.

REUTERS

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