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La crisis del euro | La ayuda europea

Bruselas ve en el plan irlandés una base sólida para negociar el rescate

La canciller Merkel insiste en que los inversores privados tienen que compartir las pérdidas en las futuras crisis de deuda soberana

Andreu Missé

El plan de ajuste irlandés recibió ayer un apoyo generalizado de los mandatarios europeos. El comisario de Asuntos Económicos y Monetarios, Olli Rehn, valoró el plan presentado por Dublín como "una base sólida para las negociaciones sobre las reformas fiscales y estructurales" para que Irlanda obtenga la asistencia financiera que ha solicitado a la UE y al Fondo Monetario Internacional. El presidente del Consejo Europeo, Herman van Rompuy, manifestó que "dados los fuertes fundamentos de la economía irlandesa, la decisiva aplicación del programa debería permitir volver a un robusto y sostenible crecimiento asegurando la cohesión económica y social".

Rehn celebró "los compromisos de reformas estructurales incluidos en el plan" y afirmó que "estas políticas estimulan las exportaciones y la recuperación de la demanda interna". En un comunicado, el comisario destacó que el plan "muestra un buen equilibrio entre las sólidas medidas relativas a los ingresos y gastos" con "el debido respeto a la protección de los menos favorecidos".

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Y se mostró confiado en que el esfuerzo de consolidación de 6.000 millones de presupuesto de 2011 permitirá "reforzar la incipiente recuperación y abordar los desafíos presupuestarios de manera oportuna".

La situación de Irlanda fue objeto de un intenso debate en el Parlamento Europeo, en una sesión en la que no se ahorraron críticas al Gobierno de Dublín por la falta de regulación bancaria y a las deficiencias de las pruebas de resistencia realizadas. Joseph Daul, líder del Partido Popular Europeo, afirmó que "las dificultades de Irlanda no se deben solo a sus bancos, sino también a la política económica y fiscal del actual Gobierno".

El dirigente conservador, señaló que "este Tigre Celta cuyo crecimiento se construyó de manera aislada, con una mínima regulación bancaria, se encuentra ahora con un colapso de su burbuja inmobiliaria, las familias sobrehipotecadas, con niveles récord de desempleo y los bancos quebrados".

El jefe de los eurodiputados socialistas, el alemán Martin Schulz, exigió explicaciones por el hecho de que hace seis meses las entidades financieras irlandesas superaran las pruebas de resistencia organizadas por el Comité Europeo de Supervisores Bancarios.

En medio de otra jornada de tensión de los mercados, los líderes europeos trataron de templar los ánimos y recomendaron prudencia. El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durâo Barroso, advirtió de que "todavía estamos viviendo un momento difícil" debido al "delicado" estado de los mercados financieros globales. A su juicio, lo que hay que hacer es "hablar menos y hacer más".

Van Rompuy coincidió también en que hay "demasiadas declaraciones" sobre la gravedad de la situación. El presidente del Consejo Europeo descartó los riesgos de contagio de la crisis financiera a otros países como España y Portugal. Van Rompuy aseguró que "quienes hablan de contagio no lo hacen fundamentándose en razones económicas sólidas".

La que no cesa de hacer declaraciones que sacuden con frecuencia a los mercados es la canciller alemana Angela Merkel, que volvió ayer en el Parlamento de su país a hacer un llamamiento a los políticos europeos para que tuvieran el "coraje" de hacer compartir a los inversores privados las pérdidas en los casos que se produzcan descuentos en el valor de la deuda de los países que no puedan pagar.

Para Merkel se trata de "la primacía de los políticos y de los límites de los mercados", si bien reconoció que esto provoca el nerviosismo en los mercados. La canciller ha sido culpada de haber desencadenado la crisis de la deuda irlandesa, al manifestar su intención de que los titulares de bonos de deuda soberana, en su mayor parte bancos, deberán también sufrir recortes en sus inversiones cuando un país no pueda pagar su deuda y tenga que practicar una quita a los acreedores.

La canciller Angela Merkel, ayer en el Parlamento alemán.
La canciller Angela Merkel, ayer en el Parlamento alemán.REUTERS

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