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Los ministros del G-20 se reúnen en Corea sin acuerdo sobre los impuestos a la banca

A menos de un mes de que el G-20 celebre su cuarta cumbre desde que se erigió en el foro mundial contra la crisis, países ricos y emergentes perfilan sus posiciones. Busan, en Corea del Sur, acoge hoy y mañana la reunión preparatoria, en la que se pujará por decidir qué asuntos serán prioritarios en la próxima cita en Toronto (Canadá). La posibilidad de establecer un impuesto a la banca es uno de esos asuntos, aunque el secretario de Estado de EE UU, Timothy Geithner, advirtió que el acuerdo es aún una quimera: "No hay apoyo universal a esa medida, por lo menos ahora".

La Administración de Barack Obama fue la primera en mover ficha al anunciar en enero un impuesto del 0,15% sobre los activos de las principales entidades bancarias con objeto de recuperar el dinero público usado para rescatar a las entidades que invirtieron en derivados de hipotecas basura. "Hay un amplio apoyo a este tipo de medidas en Europa", sostuvo Geithner en la noche del miércoles, antes de viajar a Corea.

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Pero la posición europea no es homogénea. Alemania estudia imponer una tasa especial a los bancos que variaría según el volumen de negocio y el riesgo de una posible quiebra para el conjunto del sistema. Francia apoya la idea, aunque plantea ampliarla a todo tipo de grandes intermediarios financieros y que los ingresos vayan al Presupuesto. A su vez, EE UU y la Comisión Europea discrepan sobre la finalidad. La Administración de Obama quiere que lo recaudado se use para pagar la factura de las intervenciones públicas, mientras que Bruselas plantea que los impuestos sirvan para limitar las decisiones arriesgadas y financiar futuras operaciones de reestructuración.

Más alejados aún están algunos países como Australia o Canadá, que no consideran prioritario la aplicación de un impuesto a la banca. "Hay que mantener la mirada puesta en la regulación del sector financiero", insistió ayer el ministro canadiense de Finanzas, Jim Flaherty. Tampoco está en la agenda de los grandes países emergentes, como Brasil o China, más preocupados por la amenaza que supone para sus economías exportadoras la debilidad del dólar y del euro. También es difícil que prospere el debate sobre una tasa universal sobre todas las transacciones financieras. Lo que sí saldrá de la reunión ministerial, a la que asiste la vicepresidenta Elena Salgado, es un apoyo a los planes de ajuste europeos, aunque sólo sea para evitar un mayor castigo de los mercados.

Presidencia de la reunión previa de los ministros de Finanzas del G-20 en Corea del Sur.
Presidencia de la reunión previa de los ministros de Finanzas del G-20 en Corea del Sur.EFE

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