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La primera crisis del euro

España sufre por temor a una rebaja de calificación

El contagio en los mercados es aún muy inferior al de Portugal o Irlanda

Lucía Abellán

España mira de reojo lo que ocurre en Grecia, con miedo a que la cruzada que han emprendido los mercados contra las debilidades en las cuentas públicas acabe alcanzándole. La posición española resiste, de momento, los embates, pero el peligro acecha y cada sacudida en el ámbito griego provoca pequeños temblores en España, muy inferiores a los que están sacudiendo Irlanda y, sobre todo, Portugal. Parte del castigo se debe al temor de que España, como Grecia y Portugal, sufra una rebaja de calificación, una posibilidad que se rumoreó ayer.

La diferencia entre la rentabilidad exigida a los bonos españoles y alemanes a 10 años, una brecha que indica la prima de riesgo, aumentó ayer a 109 puntos básicos (1,09 puntos porcentuales), su nivel más alto en algo más de un año. Sin embargo, la ampliación vino más por la caída del interés del bono alemán (convertido en valor refugio europeo ante la incertidumbre) que por un incremento significativo de la rentabilidad exigida al bono español. Ese interés (un 4,05% en el bono a 10 años) apenas varió respecto a la jornada anterior, pero al bajar la rentabilidad del alemán, el diferencial aumentó. La rentabilidad exigida a los bonos a dos años también ha repuntado con fuerza la última semana, pero desde niveles muy bajos.

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Aunque de momento sea manejable, el mercado cada vez exige más interés por la deuda española. El Tesoro colocó ayer letras a tres y seis meses por un importe conjunto de 2.640,03 millones. El tipo al que se adjudicaron las primeras fue del 0,54%, un nivel que supera el 0,33% en que se ha mantenido en las subastas celebradas este año. No obstante, la rentabilidad está en mínimos históricos, por debajo incluso de las cotas alcanzadas en la primera parte de 2009. Lo mismo ocurre con las letras a seis meses, que se pagaron al 0,76%, frente al 0,49% de hace sólo un mes, tipos muy bajos en ambos casos. Las colocaciones se realizaron, eso sí, antes de conocerse la rebaja de calificación de la deuda griega y portuguesa.

Aunque el déficit público español de 2009 no dista tanto del griego (11,2% del PIB frente a 13,6%), su nivel de deuda es menos de la mitad (53% frente al 115%). Y, sobre todo, la credibilidad de las cuentas es muy débil en Grecia, dado que fue Bruselas quien destapó el abultado desequilibrio griego, que según los datos nacionales no llegaba al 4%.

La Bolsa española reaccionó al episodio griego casi más duramente que los mercados de deuda. El Ibex 35, principal indicador, descendió un 4,19% en la jornada. En el ambiente flotaba el rumor de que Standard & Poor's podría rebajar también la calidad de la deuda española desde el nivel actual (AA+, el segundo mejor posible). Esta agencia ya la degradó desde la máxima calificación en enero de 2009 y mantiene la amenaza de volver a hacerlo, pues la perspectiva es negativa.

A la vista de la voracidad de los mercados, el Gobierno intenta ahuyentar los miedos. La vicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega quiso dejar claro ayer en Nueva York que se están adoptando medidas "de choque" y que habrá más si es necesario, informa Sandro Pozzi. Tras reunirse con un grupo de empresarios españoles en EE UU, De la Vega cargó contra las agencias de calificación, pues "intentan erigirse como albaceas de la pureza económica". A la vicepresidenta le produce "perplejidad" que pongan en duda "los pilares sobre los que se sustenta nuestra economía", cuando son estas mismas agencias las que "fallaron estrepitosamente a la hora de prever la crisis".

Para el director general finanzas del Banco Popular, Jacobo González-Robatto, la crisis griega es un "toque de atención para España. Cuando veas las barbas de tu vecino..., aunque ese vecino esté lejos y sea distinto", concluyó este directivo, informa Íñigo de Barrón.

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Sobre la firma

Lucía Abellán
La redactora jefa de Internacional de EL PAÍS ha desarrollado casi toda su carrera profesional en este diario. Comenzó en 1999 en la sección de Economía, donde se especializó en mercado laboral y fiscalidad. Entre 2012 y 2018 fue corresponsal en Bruselas y posteriormente corresponsal diplomática adscrita a la sección de España.

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