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Los escándalos vienen en el peor momento

Los sobornos al comité de empresa con viajes y prostitutas de lujo han venido a destaparse en el peor momento para Volkswagen. Si bien toda crisis representa una oportunidad, y parece que el presidente del grupo VW, Bernd Pischetsrieder, la está aprovechando, la imagen de sobornador de trabajadores era lo peor que le podía caer al grupo automovilístico alemán en este instante.

No en vano, ya han rodado cuatro cabezas por ello y puede que la cosa no quede ahí. Incluso el antecesor de Pischetsrieder, Ferdinand Piëch, hoy presidente del consejo de vigilancia, podría caer.

La sospecha la levantó una casualidad, y Pischetsrieder se apresuró a poner al corriente a la fiscalía y contratar a la consultora KPMG para que tiren del hilo. El jefe de personal de Skoda, Helmuth Schuster, y algunos colaboradores habían creado un entramado de empresas para hacer negocios con Volkswagen y enriquecerse a su costa. Pero lo que ha mantenido en vilo a la opinión pública alemana es el flanco frívolo del asunto: Volkswagen tenía una cuenta de la que financiaba sobornos a su comité de empresa. De ella salieron 700.000 euros justificados con facturas falsas.

Los regalos consistían en viajes y los servicios de prostitutas de lujo. La prensa reveló el caso de una brasileña que tenía una relación con el ex presidente del comité de empresa, Klaus Volkert, y que cobró 23.000 euros por trimestre, además de viajes desde Brasil para visitar a Volkert. También Peter Hartz, ex jefe de personal, tenía su brasileña. Se vio con ella cuatro veces en Lisboa, São Paulo y París. Los honorarios y los viajes de la mujer se pagaron con la tarjeta de crédito de la empresa.

Los miembros del citado comité disfrutaban además una vez al año de un viaje con sus señoras a una capital europea a cuenta de VW y en el avión propio de la firma. Las mujeres recibían un cheque de entre 1.000 y 2.000 euros para ir de compras. A cambio, la empresa esperaba un ambiente favorable a la hora de tomar decisiones difíciles.

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