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El fin de un icono 'puntocom'

Terra, símbolo del auge y declive del fervor puntocom en España, nació a finales de 1998 de la mano de Telefónica para convertirse en un mito de Internet. En su corta vida, la compañía ha batido todos los récords de la historia bursátil española. Llegó a valer más que los grandes del Ibex, mientras sirvió de plataforma para los sueños de grandeza del entonces presidente de Telefónica, Juan Villalonga. Ahora, varias reorganizaciones internas después y con una capitalización bursátil que apenas alcanza el 5% registrado en aquellos buenos tiempos, Terra se enfrenta a su liquidación como compañía.

El estreno fue a lo grande. La compañía salió a Bolsa el 17 de noviembre de 1999, un año después de su segregación como filial de Internet de Telefónica, y poco tuvo que hacer para ganarse el aprecio de los inversores. El primer día triplicó su precio de partida, que fue de 11,81 euros. Con ingresos que no llegaban a 300 millones, su valor se situó en pocas semanas en 38.000 millones de euros, más que la propia Telefónica, Repsol o los bancos. El éxito arrastró a muchos inversores que compraron cuando las acciones tocaban máximos -llegaron a valer 157 euros en febrero de 2000- y vieron cómo su dinero se esfumaba. El título cerró ayer a 3,30 euros (una capitalización de 1.897 millones).

Su debú bursátil permitió también uno de los mayores pelotazos para sus máximos dirigentes (Villalonga, Juan Perea, Martín Velasco, Pep Vallés, entre otros), gracias a un generoso plan de opciones sobre acciones y otros acuerdos vinculados a la operación.

Pero el gran hito fue la compra en mayo de 2000 del portal estadounidense Lycos por 12.500 millones de dólares, cuyo anuncio fue retransmitido por la CNN. La operación, diseñada por Villalonga, supuso el espaldarazo definitivo para una manera de hacer negocio basada en grandes compras.

Lycos marcó también el inicio del declive de Terra, que a finales de 2000 había perdido ya el 80% de su valor. La salida de Villalonga y la llegada de César Alierta, en julio de 2000, supuso un cambio de rumbo. Se inició una etapa llena de reorganizaciones internas y recorte de gastos -y de plantilla- para rentabilizar un proyecto que jamás ha dado beneficios.

De Villalonga a Alierta

El nuevo presidente del grupo puso al frente de Terra a Joaquín Agut, que fue a su vez relevado en diciembre de 2003 por Kim Faura.

Los beneficios no llegaban, pero Terra anunció en mayo de 2004 su primer dividendo: dos euros brutos por acción. Dos meses después, Telefónica dio el primer paso para absorber Terra: una oferta de compra de acciones a la mitad de precio al que salió a Bolsa, una proposición que enfureció a los pequeños accionistas, y sólo reunió algo más del 75% del capital.

En agosto pasado, Terra cerró una última operación que sirve para resumir sus seis años de vida: la compañía vendió Lycos al grupo surcoreano Daum por 105 millones de dólares, menos del 1% de lo que pagó en plena euforia.

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