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El Santander espera ganar este año 3.000 millones, un 15% más

Botín pide a sus ejecutivos un esfuerzo adicional para mejorar resultados

Íñigo de Barrón

Emilio Botín, presidente del Santander, y Alfredo Sáenz, consejero delegado, pidieron un esfuerzo adicional a sus ejecutivos para 2004. En la presentación pública, Botín y Sáenz no dieron previsiones pero, en privado, marcaron nuevas exigencias. El consejero delegado avanzó que el margen ordinario debe crecer un 5,5%, los costes no incrementarse y el margen de explotación subir un 12,5%. El objetivo es elevar un 15% el beneficio neto, hasta 3.000 millones.

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Durante la rueda de prensa de presentación de resultados, Emilio Botín no ocultó su optimismo y avanzó que "2004 será un buen año para el Santander porque el banco está preparado para crecer más y la economía española e internacional nos ayudará. No necesitamos fusiones para ganar más". Incluso comentó que "nuestro beneficio neto atribuido cash basis (según las normas internacionales de contabilidad que entran en vigor en 2005), "ya es de 3.133 millones de euros, con lo que superamos el medio billón de las antiguas pesetas".

Tres mil millones de euros es una cifra mítica para los dos grandes bancos españoles. Ambos anunciaron públicamente que la conseguirían, pero la crisis de Internet y Latinoamérica se cruzó por medio y todavía no lo han conseguido. El 26 de junio de 2000 Botín afirmó que "no me quedaré tranquilo si en 2001 no alcanzamos un beneficio atribuido de 500.000 millones de pesetas". Finalmente el Santander obtuvo 413.600 millones de pesetas (2.486 millones de euros).

Al BBVA le ocurrió algo similar. En la junta de accionistas de 2000, en febrero, el banco (entonces capitaneado por Pedro Luis Uriarte y con la copresidencia de Emilio Ybarra y Francisco González) presentó el proyecto CREA, cuyo objetivo era conseguir 550.000 millones de pesetas en 2002. Tras un recorte voluntario por provisiones, ese ejercicio se cerró con 286.000 millones de pesetas (1.719 millones de euros).

En la convención de directivos del Grupo Santander, el banco pidió que se superaran los objetivos internos del plan que engloba hasta 2006. Los tres parámetros que se anunciaron como objetivos claros fueron el margen ordinario (que debería subir un 5,5%), los costes (con un incremento testimonial del 0,1% sobre los de 2003) y el margen de explotación (que tendría que elevarse un 12,5%).

Cifra mítica

Sáenz comentó la necesidad de elevar con fuerza el beneficio operativo, una denominación que no corresponde a ninguna partida concreta de la cuenta de resultados, pero los ejecutivos presentes entendieron que esas cifras situaban el beneficio neto atribuido en 3.000 millones de euros. En 2003 el Satander ha ganado 2.611 millones, así que la cantidad supone un incremento del 15%.

Diferentes analistas consultados coinciden en que si la entidad espera elevar un 12,5% el margen de explotación (que refleja la marcha del negocio bancario), "no tendrá dificultades para logar 3.000 millones de resultado neto ya que este año no necesitan realizar amortizaciones aceleradas del fondo de comercio, ya que han saneado toda la contabilidad del brasileño Banespa, y obtendrá más ingresos de sus empresas participadas que en 2003".

Es decir, sin realizar ventas de acciones de las sociedades en las que participa, el Santander podría obtener esta meta. Por otro lado, esta posible mejoría es lo que justifica que el valor del Santander en Bolsa supere en más de 10.000 millones al del BBVA.

¿Cuáles son las claves para conseguir este resultado? Para que esto no sea el cuento de la lechera, la entidad cántabra cuenta con que las divisas latinoamericanas y el dólar no mermen más de un 10% sus ingresos; que suban los tipos de interés de forma que el margen de intermediación se recupere y, por último, que los ingresos por comisiones continúen crecientes. Los motores de la cuenta deben ser la red SCH en España y Brasil. A Portugal y a la filial alemana CC Bank se les pidió un severo control de costes.

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Sobre la firma

Íñigo de Barrón
Es corresponsal financiero de EL PAÍS y lleva casi dos décadas cubriendo la evolución del sistema bancario y las crisis que lo han transformado. Es autor de El hundimiento de la banca y en su cuenta de Twitter afirma que "saber de economía hace más fuertes a los ciudadanos". Antes trabajó en Expansión, Actualidad Económica, Europa Press y Deia.

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