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Reportaje:

Encapuchados en Buenos Aires

Un pequeño grupo de unos 15 manifestantes causa destrozos a varias empresas españolas en la capital argentina

El episodio fue confuso, violento y duró apenas cinco minutos, pero toda Argentina hablaba ayer de los cócteles mólotov que un grupo de 15 encapuchados arrojó en la noche del jueves a las sucursales del Banco Francés, propiedad del BBVA español, y la aseguradora de pensiones Siembra, hasta hace un tiempo controlada por el BSCH y hoy en manos de capitales estadounidenses.

Los hechos ocurrieron poco después de las siete de la tarde, ya de noche en el invierno de Buenos Aires, mientras los más de 10.000 manifestantes que se habían congregado en la plaza de Mayo, sede del Gobierno argentino, se retiraban a sus casas después de protestar contra las fuerzas armadas y su actuación en el conflicto social ocurrido en la provincia de Salta a principios de semana.

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Al final de la columna que caminaba por la avenida de Mayo se encontraban los encapuchados. Súbitamente, y ante la pasividad de la policía federal, que había controlado sin problemas una manifestación hasta entonces pacífica, el grupo comenzó a romper con palos y bastones el escaparate de la sucursal del Banco Francés, a cuyo interior arrojaron un cóctel mólotov que chamuscó la zona de ingreso. Mientras se dirigían hacia la vecina sucursal de la aseguradora Siembra, los encapuchados destrozaron cinco cabinas de Telefónica de Argentina (cuya propiedad es 100% de Teléfonica de España).

Los violentos en ningún momento se sintieron intimidados por las cámaras de televisión que grababan desde cerca todos sus pasos.

Los medios de comunicación argentinos no han sido unánimes en la calificación de los incidentes. Clarín, el más vendido del país, y Página 12, el más izquierdista de los diarios bonaerenses, sugerían, de forma velada, una supuesta acción de los servicios secretos. La crónica de Clarín relataba con sorpresa la pasividad de la policía, que en ningún momento intentó detener los actos de violencia, y reproducía el saludo amistoso de unos de los encapuchados, ya a cara descubierta, al fotógrafo del periódico cuando terminaron los incidentes. Cita incluso las palabras de un policía que advirtió a un cámara del canal de noticias Crónica Televisión sobre la inminencia de los desmanes: 'Quédense acá, porque va a haber quilombo'.

En la medianoche del jueves, mientras tanto, un analista político resaltaba con una sonrisa la falta de información de los encapuchados. Si su intención, decía, era atacar a las empresas de capital español, era curioso que no supieran que Siembra hace ya más de un año que no pertenece al Banco Río (controlado por el BSCH).

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