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El pesimismo se adueña de la negociación sobre el futuro de Aerolíneas

Nueva reunión hoy con las posturas enfrentadas

'La semana pasada el futuro de Aerolíneas Argentinas se contaba en horas, creo que en los próximos días será en minutos'. Un funcionario del Ministerio de Trabajo del Gobierno argentino resumía ayer, 'con cierto pesimismo', el estado del conflicto que enfrenta a los sindicatos con los representantes de la Administración española. El leve resplandor de una esperanza de acuerdo que cruzó la noche cerrada de la discusión el pasado viernes se consumió como una estrella fugaz entre el sábado y el domingo.

Las partes volverán a encontrarse hoy por la tarde en Buenos Aires, pero el rebelde secretario general de la Asociación del Personal Técnico Aeronáutico (APTA), Ricardo Cirielli, que agrupa a 1.300 trabajadores, se resiste a firmar el nuevo convenio laboral que exige la SEPI como condición para aportar otros 350 millones de dólares y mantener funcionando a la empresa. Además, adelantó que ahora el diálogo 'depende de que se paguen los salarios a los compañeros despedidos y que el Gobierno español y el argentino se hagan cargo de la crisis'.

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En el Gobierno ya se han hecho cargo de las demandas. La ministra de Trabajo, Patricia Bullrich, admitió que 'harán lo imposible para que no se pierdan los puestos de trabajo'. Según sus colaboradores más cercanos, el ministro de Economía, Domingo Cavallo, cree que la quiebra de la empresa 'será inevitable'. Cavallo propone la llamada 'solución Pan Am', que facilitó la venta de la compañía de aviación norteamericana después de que se resolviera rápidamente la convocatoria de acreedores, la quiebra y el traspaso a un nuevo grupo inversor encabezado por el empresario argentino Eduardo Eurnekian, que recibiría la compañía a precio de saldo y con la plantilla reducida a la mitad de la actual.

Los sindicatos están divididos entre quienes ya firmaron el acuerdo que propone la SEPI para aplicar el plan director, mantener a la compañía funcionando, recomponer sus cuentas y luego venderla, y quienes insisten en agravar el conflicto para forzar la intervención directa de las máximas autoridades de los Gobiernos de España y Argentina, 'porque se trata de un problema político y se debe exigir a la SEPI que se haga responsable de sus errores de gestión y presente un plan serio'.

Ayer, Cirielli era terminante: 'Tal como están las cosas, no hay nada que discutir, y no vamos a firmar nada'. La asamblea de delegados del gremio de los técnicos se reunirá hoy a las cuatro de la tarde, hora argentina (las nueve de la noche en España), para decidir si aceptan o no una negociación directa con la empresa y bajo qué condiciones.

Según la ministra Bullrich, 'se hizo todo lo posible y siempre hay que dar una última oportunidad, pero evidentemente ya tienen la decisión tomada. La situación está en un virtual punto muerto; no queda muy claro para quién están jugando los representantes de ese sindicato'.

Por su parte, la SEPI se mantiene en su tesis de que solamente hay una salida para el futuro de Aerolíneas Argentinas, y es que el sindicato APTA se una a los demás y firme el plan director que dé viabilidad al futuro de una empresa que perdió el pasado año 45.000 millones de pesetas.

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