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La Premier devalúa al “manager”

Los 'reds' son décimos, a seis puntos del líder, el City. Más intensidad que fútbol en la apertura de un día de clásicos

Rodgers durante el Everton-Liverpool.
Rodgers durante el Everton-Liverpool. Lee Smith (REUTERS)

Hubo un tiempo en el que en Inglaterra no se debatía sobre los entrenadores, era algo cultural entregarse a un manager y confiar en él construcciones y demoliciones. Hasta la década de los cincuenta el Liverpool jamás había despedido a un entrenador y echó al primero porque descendió de categoría. Entre diciembre de 1959 y 1985 tuvo tres entrenadores cuando Bill Shankly inauguró una saga que, llegado el momento, cedía el testigo a su auxiliar. Bob Paisley y Joe Fagan le sucedieron. Ahora, apenas tres años ha durado Brendan Rodgers al frente del Liverpool, destituido a pesar de haber empatado (1-1) en su último partido en la casa del eterno rival, el Everton. Hace poco más de un año estuvo a punto de llevar a los reds a ganar el torneo de la regularidad, que no alcanza desde hace un cuarto de siglo. Justo entonces había renovado su vínculo contractual con el club.

En Inglaterra la figura del manager cada vez deriva más hacia la eventualidad del entrenador común, los proyectos acortan sus plazos y los banquillos se mueven como en cualquier otra cultura más próxima a la visceralidad. También ayer el holandés Dick Advocaat dejó su puesto en el Sunderland, penúltimo en la clasificación. Y sobre la situación de Mourinho en el Chelsea corren ríos de tinta mientras se escrutan los gestos de Abramovich y se debate incluso sobre la figura del decano, Arsene Wenger. El Arsenal, su obra de las últimas dos décadas, mostró una vez más sus señas de identidad, las de un combo imprevisible.

El mismo equipo que cayó en su estadio entre semana contra el Olympiacos pasó ayer por encima (3-0) del que llegaba líder a la octava jornada de la Premier League. A los seis minutos ya perdía por dos goles el Manchester United en el Emirates, adocenado y superado por un torbellino de talento. Es lo que sucede cuando aparece Mesut Özil, siempre aguardado, tantas veces ausente. Si además conecta con Alexis Sánchez se garantiza el espectáculo. El chileno fulminó al equipo de Van Gaal con dos taconazos en minuto y medio, el primero lo mandó a la red, el segundo dio continuidad a una jugada que culminó Özil y mostró la cara más vertical del Arsenal, también la más bipolar.

Alexis sentenció antes del minuto 20 con un disparo que se coló en la escuadra como una exhalación, una metáfora de lo que era el partido. El Arsenal funcionaba a todo trapo, el United le veía pasar, sin dictado en ataque y con demasiados agujeros atrás. “Esos primeros minutos fueron los mejores en los que he participado desde que juego al fútbol”, resumió el delantero gunner Theo Walcott. El lamento estaba en el otro bando: “No tenemos un sustituto para Luke Shaw”, se quejó en la víspera del partido Louis Van Gaal.

Tras fichar en los dos últimos veranos futbolistas por valor de más de 300 millones de euros puede parecer obsceno lamentarse por la baja de un lateral izquierdo, pero tras la espantosa lesión sufrida en Eindhoven por Shaw, que el año pasado fue habitual suplente, Van Gaal ha probado con Marcos Rojo, Blind o el habitual lateral diestro, Darmian. En el Emirates gastó una bala inesperada que resultó de fogueo, Ashley Young, un extremo diestro que pasó un calvario cada vez que le encaraban por la zurda, en coberturas o ayudas.

No resulta sencillo reparar en las causas de la bipolaridad del Arsenal, contra las cuerdas en la Liga de Campeones tras perder con Dinamo de Zagreb y Olympiacos y la perspectiva de encarar dos duelos consecutivos ante el Bayern. Ya es segundo en la Premier, tras igualar en la tabla a su rival de ayer y situarse a dos puntos del Manchester City. El último campeonato lo ganó en 2004, cuando nadie pudo ganarle en los 38 partidos disputados. Desde entonces el club ha levantado tres Copas y dos Supercopas. Entre 2005 y 2013 se quedó en blanco. En la trayectoria de Wenger en el club no ha logrado ningún título europeo y solo dos dan lustre a sus vitrinas: una copa de Ferias de 1970 y la Recopa de 1994.

Si se repasa esta última década, tras consumirse aquel gran grupo liderado por Vieira, Bergkamp y Henry, parece claro deducir que el equipo ha pasado largo tiempo abrazado a talentos agradables de ver, pero discontinuos como Nasri, Rosicky, Hleb, Arshavin, Wilshere, o, desde luego, el propio Özil. La marcha de Van Persie en el verano de 2012, tras lograr 30 goles en 38 apariciones en liga, le dejó además sin dinamita. Los problemas en la portería parece haberlos resuelto con Peter Cech, que desactivó ayer los intentos del United por entrar en el partido, en especial con una prodigiosa intervención al filo del descanso a disparo de Martial.

Wenger se enteró de la destitución de su colega Rodgers tras acabar entre sonrisas el partido contra el Manchester. “Me sabe muy mal. Le deseo mucha suerte y que pronto encuentre trabajo. Así es como funciona esto ahora”.

Nadie puede frenar al Bayern

Volvió a marcar por dos veces el inevitable Robert Lewandowski, que lleva doce goles en cuatro partidos, pero el Bayern de Munich superó al Borussia Dortmund (5-1) con una actuación coral y su contundencia habitual, también con una interesante mezcla. Quienes esperen en un equipo de Guardiola un equipo que construya juego de atrás adelante trazando múltiples pases en corto o buscando la ya clásica estrategia de la aparición del “tercer hombre”, no darían crédito al primer y tercer gol con los que sepultó la oposición del Borussia, sendos balones lanzados a sesenta metros por Boateng para buscar la espalda de la línea de cuatro que había planteado el técnico revelación Thomas Tuchel para frenar al Bayern. Sus jugadores defendieron esas acciones como juveniles. La segunda les dañó especialmente porque acababan de regresar del descanso tras acortar distancias a dos tantos de Thomas Müller. Marcó Lewandowski, repitió otra vez y cerró Götze para minimizar el gol de Aubameyang, que ha marcado en las ocho primeras jornadas de la Bundesliga.

“Cometimos errores y los hay que corregir. Odio cuando el rival tiene el balón”, censuró Guardiola al acabar un partido al que tardó en entrar su equipo. Ya tiene siete puntos de ventaja sobre el Borussia y ocho sobre el Schalke 04, que cayó en casa contra el Colonia. “Nadie ha ganado la liga hoy”, rebajó el técnico catalán. “Nadie gana una liga en octubre”. Pero el Bayern ya se ha acostumbrado a ganarlas muy pronto.

El PSV triunfa en Amsterdam

En el Amsterdam Arena se presentó a nivel europeo el zurdo uruguayo Gastón Pereiro, a quien no conviene perderle la pista. Centrocampista técnico y con llegada, despuntó la pasada primavera en el mundial sub 20. El PSV siempre atento a ese tipo de promesa se lo llevó para Eindhoven y ya ha propiciado con dos goles la primera derrota del Ajax en lo que va de campeonato (1-2) e impide que gane ventaja en la clasificación.

Tampoco fue un gran partido, más clase en el PSV, más empuje en el Ajax, al que no se le caían muchas ideas. Pereiro marcó con la diestra y con la zurda, al principio y al final (minutos 7 y 79). Younes había igualado para el Ajax tres minutos después del primer gol del uruguayo, pero el control fue siempre de los visitantes. “No me esperaba tanto dominio”, reconoció al final Phillip Cocu, técnico del PSV. En la liga holandesa, tras ocho jornadas, el Ajax es líder igualado a puntos con el Feyenoord. A un punto está el sorprendente Heracles. El PSV es cuarto, pero ya a sólo dos puntos de la cabeza.

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