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Colau aprueba las cuentas que aceleran el pacto con el PSC

La abstención de la CUP, que califica de "migas" lo aceptado por la alcaldesa, da luz verde a los presupuestos municipales

Clara Blanchar
La alcaldesa Ada Colau durante el pleno de este jueves.
La alcaldesa Ada Colau durante el pleno de este jueves.Albert Garcia

Casi seis meses después de presentar la primera versión de su presupuesto, el Gobierno de la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, logró ayer aprobar unas cuentas que en realidad son una ampliación de recursos de 275 millones de euros sobre los Presupuestos prorrogados del ex alcalde Xavier Trias (CiU). Colau contó con el sí de ERC y PSC y la abstención de la CUP, a quienes agradeció su apoyo “de todo corazón”. CiU, Ciutadans y PP votaron en contra. Las cuentas aceleran el pacto de Gobierno que Colau y el PSC llevan meses negociando y que presentarán de forma inminente, antes de que el clima político se caliente por la campaña de las generales. El portavoz del ejecutivo, Gerardo Pisarello, apeló a un “frente de izquierdas”.

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“Un frente de izquierdas”, dijo Pisarello, “que quita el sueño a quienes quieren una Barcelona condescendiente con la desigualdad y que muestra que lo que parece imposible puede ser posible”. “En Barcelona estamos demostrando que las cosas se pueden hacer de forma distinta”, concluyó. El acuerdo entre Colau y el PSC, apoyado eventualmente por ERC y la CUP, no dará mayoría al Gobierno, pero sí mayor estabilidad a un ejecutivo que tiene solo 11 concejales de 41, en el que es el plenario más fragmentado de la historia del consistorio. El pacto deberá ser refrendado en sendas consultas por la militancia de las dos formaciones, Barcelona en comú y PSC.

El líder del PSC en el Ayuntamiento, Jaume Collboni, defendió como nunca la necesidad de trabajar por la ciudad desde el consenso, al margen de siglas. Collboni será teniente de alcalde de Cultura, un área que ahora no tiene responsable político visible —tiene una comisionada que cuelga de la tenencia de alcaldía de Jaume Asens, de Derechos de ciudadanía, Participación y Transparencia—. Los otros tres concejales socialistas tendrán responsabilidades en Urbanismo, Servicios Sociales y alguna de las patas de la macroárea de Economía.

Dardos entre partidos

El de ayer fue un pleno breve, de apenas 50 minutos, en el que volaron como nunca los dardos entre los partidos. Duros fueron los enfrentamientos entre Pisarello y la concejal de CiU Sònia Recasens. Ésta acusó al PSC de ser “cómplice del modelo de ciudad que defienden los antisistema de la CUP” y Pisarello recordó que CiU gobierna en la Generalitat con la CUP. O entre ERC y Ciutadans, cuya presidenta, Carina Mejías, acusó a su homólogo en ERC, Alfred Bosch, de “trabajar para el vicepresidente de la Generalitat, Oriol Junqueras”, porque gracias a su pacto, Colau adelanta fondos para inversiones que corresponden a la Generalitat.

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Las claves de la abstención de la CUP

Vivienda. 30 millones para alquiler social y rehabilitación

Sin papeles. 700.000 euros

Remunicipalizaciones. 3,8 millones en los servicios PIAD y SARA de atención a mujeres

Mujeres en riesgo. 10 millones

Programario libre. 7 millones

También la CUP arremetió contra Colau por pactar con el PSC en lo que tachó de “continuismo maragallista”, en referencia al ex alcalde Pasqual Maragall. Pisarello tendió la mano a los anticapitalistas a volver a colaborar en el futuro. El portavoz también se enganchó con Alberto Fernández Díaz, del PP, que le acusó de “ser rehén de la CUP”. “Le veo triste y solo”, respondió Pisarello.

Collboni y Bosch subrayaron que han puesto las cuentas de la ciudad por delante de los intereses partidas, de modo que han primado cuestiones como destinar dinero a la llegada del metro a la Zona Franca o las inversiones en la Ronda de Dalt, Pere IV o la Meridiana, defendieron. Se trata, dijo Collboni, de tener “responsabilidad para acabar con el bloqueo institucional por el partidismo”. La portavoz del grupo municipal de la CUP, Maria Rovira, señaló que la formación asamblearia es consciente de que las partidas arrancadas a Colau para no bloquear las cuentas y abstenerse son “migas de las migas”, pero celebró que se destinen a las “clases populares”, mientras advertía de que a la hora de negociar en 2017 querrán “el pan entero”.

El republicano Bosch celebró “el acuerdo entre tres fuerzas que responden al anhelo de cambio” e insistió en su fallida idea de un pacto tripartito con Colau y la CUP que excluya al PSC, a quien considera “vieja política”. Collboni, que ayer inusualmente levantó la voz, le respondió que en Barcelona “siempre ha gobernado quien la ciudadanía ha decidido”. El socialista defendió el resultado del acuerdo presupuestario y recordó que actúa por responsabilidad, como cuando en 2015 facilitó la aprobación de sus cuentas al ex alcalde convergente Xavier Trias. Collboni no perdió la ocasión para reprochar al ejecutivo de Colau “un diagnóstico de cierta parálisis” y dijo que “las cosas, se pueden hacer mejor y más rápido con consensos”.

En el pleno extraordinario en el que se aprobaron las cuentas no se mencionó más que una vez de pasada el futuro de la polémica unidad de los antidisturbios de la Guardia Urbana, una cuestión que compartían en sus programas la CUP y el gobierno de Colau. Éste afirma que en el Plan Director se rediseñarán sus funciones. Los anticapitalistas exigen la disolución completa de la unidad.

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Sobre la firma

Clara Blanchar
Centrada en la información sobre Barcelona, la política municipal, la ciudad y sus conflictos son su materia prima. Especializada en temas de urbanismo, movilidad, movimientos sociales y vivienda, ha trabajado en las secciones de economía, política y deportes. Es licenciada por la Universidad Autónoma de Barcelona y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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