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Los arquitectos piden volver a la idea inicial de la Ciudad de la Justicia

El decano cree que el tercer proyecto retrasará las obras y no ahorrará costes

Vicente G. Olaya
El edificio del Instituto de Medicina Legal de la Ciudad de la Justicia, el único levantado de momento.
El edificio del Instituto de Medicina Legal de la Ciudad de la Justicia, el único levantado de momento. luis sevillano

El Colegio de Arquitectos de Madrid (COAM) no ve nada claro el modo en que la Comunidad de Madrid quiere reactivar la Ciudad de la Justicia, el desarrollo urbanístico del barrio de Valdebebas donde se agruparán todas las sedes judiciales dispersas por la ciudad. El Gobierno de Ignacio González, del PP, anunció el pasado noviembre —tras dos intentonas fallidas de poner en marcha la idea, antes denominada Campus de la Justicia— que retomaba este proyecto. Cuando esté acabado, está previsto que por él pasen cada día unas 25.000 personas, entre ciudadanos y profesionales del sector. De hecho, allí se erigirán, según los planes gubernamentales, el Tribunal Superior de Justicia, la Audiencia Provincial, la Fiscalía Superior y Provincial y todos los órganos del partido judicial de Madrid.

El colegio dice que “hay que reutilizar” los edificios aprobados en 2005

De esta manera, quedarían agrupados 356 entidades judiciales, actualmente dispersas en 28 sedes. La obra, al menos esa es la idea, se sacará a concurso este año y el adjudicatario levantará el complejo antes de 2019. Posteriormente, cobrará a la Comunidad un canon anual de unos 44 millones durante 30 años. ¿El beneficio? Pues el Gobierno regional dejará de pagar los alquileres que actualmente abona por sus actuales sedes judiciales y en tres décadas tendrá en propiedad la Ciudad de la Justicia.

 Sin embargo, el Colegio de Arquitectos de Madrid le pone muchos peros a esta pretensión del Gobierno. De hecho, el COAM ha presentado unas duras alegaciones donde recuerda que este desarrollo urbanístico ya fue sacado a concurso en 2005, durante el Gobierno de Esperanza Aguirre, y acudieron estudios profesionales de todo el mundo. Fue ganado por los arquitectos Frechilla y López-Peláez: habría 14 edificios circulares.

Un largo historial judicial

V. G. O.

Hace ya 12 años que la Comunidad presentó un Plan de Modernización de la Administración de Justicia. Uno de sus pilares era un ambicioso proyecto que agruparía a todos los órganos judiciales de Madrid excepto el Tribunal Constitucional, el Supremo y la Audiencia Nacional, que ya cuentan con emblemáticos edificios en el centro de la ciudad. Ese proyecto se denominó Campus de la Justicia. La edificación de más de 200.000 metros cuadrados en el entonces incipiente barrio de Valdebebas sería su culminación.

El 23 de diciembre de 2004 el Ayuntamiento aprobó el Plan Parcial del Parque de Valdebebas y el día 24 el Consejo de Gobierno autorizó la constitución de una sociedad mercantil de carácter público llamada Campus de la Justicia de Madrid para construirlo.

El concurso internacional se convocó en 2005 y lo ganó el proyecto 73737 de los arquitectos Frechilla y López-Peláez. En febrero de 2007 arrancaron las obras, un año antes de que estallará la crisis. En 2008, se paralizó la venta de los edificios esparcidos por Madrid que debían ser sustituidos, lo que hizo que dejara de llegar el dinero necesario para levantar el campus.

En 2012, se intentó retomar sin éxito la idea con un proyecto low cost. En verano de 2014, se liquidó la sociedad promotora y en noviembre se anunció la idea que ahora cuestiona el colegio de arquitectos.

El 1 de febrero de 2007, arrancaron las obras, pero poco después estalló la burbuja inmobiliaria y solo se pudo levantar una edificación: el Instituto de Medicina Legal, un enorme medio huevo que quedó varado en mitad de un yermo al pararse los trabajos. El gasto de la fallida operación fue superior a los 100 millones de euros. Posteriormente, en 2012 se intentó recuperar la idea del campus, pero con edificios más baratos y pequeños. Tampoco hubo dinero suficiente y la idea volvió a quedar en dique seco.

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Pero la nueva propuesta —que un adjudicatario levante los edificios y que la Comunidad pague un alquiler— no es del gusto de los profesionales. En sus alegaciones argumentan que el concurso internacional ya fue adjudicado y que es “absurdo tirarlo a la basura”, según explica el decano del COAM, José Antonio Granero.

“Los arquitectos [ganadores en 2005] deben continuar el proceso de diseño y ejecución hasta el mismo final, aceptando los ajustes necesarios para garantizar su viabilidad económica, así como los posibles cambios que se propongan con el objeto de reducir un abaratamiento real tanto de construcción como de operación y mantenimiento”, dice la entidad colegial. “Lo que no tiene sentido”, añade Granero, “es que una adjudicataria levante el complejo sin que la Comunidad le señale exactamente sus necesidades.

La constructora reducirá costes cumpliendo los requisitos mínimos —número de despachos, de juzgados o de plazas de garaje—, pero no hará un proyecto integrado en la ciudad y que quedé como ejemplo de arquitectura para las siguientes generaciones. Nosotros, el colectivo de profesionales de la arquitectura, estamos dispuestos a ayudar. No queremos construir granjas de gallinas que pueden ser muy funcionales y que cumplen los requisitos, pero que son un ejemplo de integración urbana”.

El COAM argumenta que su propuesta es “responsable” porque continuar con los equipos iniciales (los que ganaron el concurso hace 12 años) acorta los plazos de ejecución y “reutiliza lo existente”. Los arquitectos sostienen que esta reutilización refuerza “la Marca Madrid, ya que garantiza costes bajos de construcción, operación y mantenimiento”.

Igualmente, recuerdan que “la administración de tantos equipos —no habría uno único de la adjudicataria, sino uno por cada uno de los edificios— no es complicada, porque al tratarse de edificios exentos y separados permite el desarrollo de los mismos con independencia”.

Finalmente, aseguran que si se mantienen los planes iniciales de 2005 se ahorrará mucho tiempo, ya que “no hay que modificar el planeamiento y se puede aprovechar en parte la tramitación de las licencias”. Concluyen afirmando que “cualquier modificación del plan inicial crea incertidumbres y requiere una nueva tramitación que durará muchos meses”.

Las quejas del decano

El decano del COAM sostiente que el "nuevo contrato no tiene en cuenta el proceso anterior del Campus de la Justicia, los concursos y proyectos realizados" El presidente Ignacio González, afirma José Antonio Granero, anunció para la Ciudad de la Justicia, un nuevo proyecto financiero y de gestión. La contratación de la construcción se realizaría por el régimen de concesión, para que la administración pagara un canon por el alquiler del complejo.

"Pero el contrato de concesión que se plantea vincula los proyectos nuevos a quienes construyan y operen el nuevo complejo. La administración hace dejación de funciones. Los proyectos deberían ser aprobados por la administración y redactados de forma independiente del  concesionario que va a construir y operar. Se puede aprovechar el trabajo realizado y el conocimiento de los equipos de arquitectos, como nosotros planteamos, pero si no es así deberán realizarse nuevos proyectos, con un proceso concursal que garantice la libre concurrencia de los profesionales", añade el decano.

La arquitectura conforma la ciudad y los concursos son la forma democrática de decidir los proyectos de inversión pública, dice Granero. "Y los proyectos deben ser siempre independiente de la ejecución de las obras. Hablamos de eficiencia y responsabilidad. Está en juego el prestigio y puesta en valor de la arquitectura y la ingeniería españolas".

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Sobre la firma

Vicente G. Olaya
Redactor de EL PAÍS especializado en Arqueología, Patrimonio Cultural e Historia. Ha desarrollado su carrera profesional en Antena 3, RNE, Cadena SER, Onda Madrid y EL PAÍS. Es licenciado en Periodismo por la Universidad CEU-San Pablo.

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