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No se ve luz al final del túnel

Cinco expertos en economía comparten el pesimismo sobre la evolución de la crisis en la comunidad gallega a lo largo del año 2013

Cabecera de la manifestación, convocada por varios sindicatos y respaldada por los partidos de oposición, para reclamar la defensa de los servicios públicos, el mes de septiembre pasado en Santiago.
Cabecera de la manifestación, convocada por varios sindicatos y respaldada por los partidos de oposición, para reclamar la defensa de los servicios públicos, el mes de septiembre pasado en Santiago.ÓSCAR CORRAL (EFE)

Otro año más de mar arbolada en la economía europea y recortes presupuestarios a gran escala se han traducido en las cuentas de la Xunta en 300 millones de euros menos para 2013. Con este panorama, cinco economistas consultados por EL PAÍS sobre las cuentas públicas y las perspectivas económicas para el año próximo abundan en el pesimismo sobre el futuro y apenas ven los indicios lejanos de recuperación que enuncian las perífrasis de complejidad creciente de Alberto Núñez Feijóo.

Para Santiago Lago, catedrático de Economía Aplicada de la Universidade de Vigo, Xaquín Álvarez Corbacho, que ostenta la misma posición en la de A Coruña, Luis Caramés y Xavier Vence, cátedros de igual disciplina en Santiago, así como Manuel Lago, experto economista de dilatada trayectoria sindical, el diagnóstico es similar. Las diferencias solamente emergen respecto al papel del Gobierno autónomo, para unos sin apenas margen de maniobra para marcar un rumbo distinto por influencia externa, para otros parte activa del proceso.

» Paro y recesión. La Xunta calcula que el desempleo alcanzará el 21% y el PIB se contraerá un 0,9%, datos negativos pero inferiores a la media de España, con cinco puntos más de paro y un 1,1% de caída del producto interior en las previsiones. “No se puede acusar a la Xunta de ser muy optimista. Que la tasa de paro esté cuatro o cinco puntos por debajo de la estatal puede ser realista”, señala Santiago Lago, que entiende que es el factor demográfico, con más población envejecida y fuera ya de la edad laboral, la que explica el saldo favorable. “La reducción del paro es más que improbable”, apunta Caramés, que cree determinantes “las reticencias alemanas, fundamentalmente, a dejar crecer algo la demanda —vía salarios, por ejemplo—, temor que está ligado con su aversión genética a la inflación, por reducida que sea”.

“El escenario es catastrófico ya como objetivo”, critica Manuel Lago. “Acumular cinco años de destrucción de empleo y recesión es algo que nunca habíamos sufrido. El Gobierno acepta que en el mejor de los casos el paro aumentará en 15.000 personas”, lamenta, y prevé que la realidad sea peor. “El PIB puede caer un 2% y mi cálculo es que el paro superará las 300.000 personas no más allá del primer trimestre de 2013. Esa es la barrera que marcará el fracaso estrepitoso”.

Según Vence, “hay unas previsiones infladas de los ingresos, que permiten pintar un nivel de déficit acorde con las exigencias del Gobierno central y al mismo tiempo encajar unos regalitos fiscales a su clientela electoral. Los recortes de gasto ahora anunciados acabarán siendo mayores sobre la marcha cando se vea que la situación va peor de lo previsto y cuando el déficit amenace con dispararse”. Respecto al déficit, Santiago y Manuel Lago coinciden en criticar el objetivo de reducción del 1,5% al 0,7%. “Es un sinsentido, el 1,5% ya es un buen resultado, si como parece Bruselas va a dejar dos años más sobre lo previsto para que el déficit estatal llegue al 3%, cuando las comunidades soportan más de un tercio del gasto público”, dice el primero.

» La losa de la deuda. “Ganan las entidades financieras, a las que hay que pagar las amortizaciones de crédito. Solo los intereses son de 300 millones y eso no es que no se toque, es que aumenta en 27 millones. Para pagarlas se vuelven a endeudar y estamos permanentemente enganchados en refinanciaciones. Mi visión es que los poderes financieros han ganado la batalla”, aduce Álvarez Corbacho, que cree que un año más los pasivos financieros superarán los 1.000 millones.

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“El capital financiero se escapa a través de los paraísos fiscales y genera unas desigualdades tremendas”, lamenta el profesor, para quien el análisis del presupuesto de la Xunta no se puede hacer de forma independiente al contexto general del “círculo de empobrecimiento terrorífico, de recortar las conquistas que logró Europa”.

“En la recesión actual se toca el gasto corriente —donde se encuentran sueldos y salarios— porque las exigencias de ajuste y la falta de autonomía político-económica así lo determinan, opina Caramés.

» Fondo de Crecimiento. Los 386 millones que integran el Fondo de Crecimiento que anuncia la Xunta son según Xavier Vence “un fraude total. Se trata de reagrupar con ese rótulo inversiones y fondos que ya estaban en las diferentes consellerías. No tiene contenido nuevo, tan solo el nombre con el que se empaquetan acciones que ya había. Es un macabro juego de trilero para ganar un titular, pero no aporta ninguna solución”, sostiene.

Luis Caramés considera la maniobra “una muestra más de que las cosas no dejan de ser lo que son aunque se les ponga un determinado nombre. Se trata simplemente de una sistematización de partidas salteadas por varios departamentos, cuyo mayor valor quizá sea esa propia ordenación, al permitir observar más directamente su capacidad de impacto sobre la actividad, bastante modesta”. Álvarez Corbacho lo despacha como un “proceso de legitimación del presupuesto” que no cabe valorar “hasta que no se clarifique”.

» Margen de maniobra. Santiago Lago cree que la Xunta tiene escaso campo para maniobrar por los condicionantes que imponen Gobierno y Xunta. Hasta el 77% porcentual de gasto social con el que Feijóo defiende sus cuentas “es algo obligado” porque en Sanidad y Educación “más del 80% es gasto de personal”, y no se puede despedir a todo el mundo. “Se pueden gastar cinco millones en la Cidade da Cultura, pero no cerrar un colegio; ¿dónde metes a los 300 niños?”, pone por ejemplo. Pero donde sí puede actuar lo hace “con su ideología conservadora: más recortes que nuevos impuestos”.

Para Vence, el recorte sin alternativas —él propone, además de la apuesta por la banca pública, “grandes programas de empleo público de carácter social y medioambiental”— deja ver el “desmantelamiento del sistema autonómico”. “Con la tónica de los presupuestos de 2009 y su desidia está colaborando a la degradación de la Autonomía ante la sociedad”. Caramés apuesta ya por pedir el rescate, “ya que los gastos financieros de los agentes económicos en la economía española son insoportables y condicionan cualquier regreso a la senda de la inversión”. Manuel Lago echa de menos en las cuentas algo “que se pueda entender como una apuesta por la dinamización, están hechas por una contable sin visión de la economía”. “Cumplen lo que les mandan, pagar a quien tienen que pagar. Y eso lo hacen todas las Administraciones europeas, todas firmes”, censura Álvarez Corbacho, que advierte: “Se nos viene encima un cambio drástico en la organización social”.

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